24 mar 2009

La Oma

Oma significa abuela en alemán, en nuestra Argentina sobre todo en
la mesopotamia o en la región chaqueña, a todas las abuelas de
procedencia o descendencia alemana, polaca, suiza, húngara o
ucraniana, se las llama así. Pero, una mujer, quedó inmortalizada
como "La Oma" gracias una afamada canción del folklore popular
argentino. Lean a continuación la historia de Marta Hoffner de Rabe,
La Oma más conocida de todas.

LA HISTORIA

Marta Hoffner, era brasileña, nació el 12 de octubre de 1907 y era
la quinta hija de un matrimonio de alemanes, vivía en Santa Catalina
un estado del sur de Brasil, fundado por alemanes y suizos. En ese
lugar conoció a Armando Rabe, que había llegado desde Alemania a ese
sitio junto a su familia, escapando de la guerra, en busca de paz y
prosperidad. Pero para los Rabe la vida en Brasil fue difícil , por
eso decidieron encaminarse al oeste, pasaron por Uruguayana,
cruzaron el río Uruguay, anduvieron por Corrientes y continuaron con
su trayecto, hasta que finalmente llegaron a Charata (San Bernardo)
en la Provincia de Chaco, allí se establecieron y consiguieron
buenos trabajos.
A pesar de todo lo bien que le iba, Armando Rabe, había dejado su
amor, Marta Hoffner en Brasil. Ya habían pasado dos años desde la
despedida y después de tanto tiempo volvieron a encontrarse, pues
Marta, decidió emprender viaje hacía la tierra donde se encontraba
Armando. Allí, en San Bernardo, se casaron y tuvieron tres hijos:
Ana, Martín y Gerda.

LA OMA TRABAJADORA

Marta Hoffner de Rabe (La Oma) era muy trabajadora. Se dedicaba al
cultivo de algodón y además realizaba todas las tareas del campo:
sembró de todo, crío vacas, gallinas, aves de corral y chivos. En
ese tiempo había muchas plagas, especialmente de langostas que
devoraban todos los cultivos. Por eso para espantarlas hacían ruidos
con latas y bolsas, porque no había venenos. Ella para transportarse
usaba una volanta tirada por burros.
En la década del cincuenta, Armando decidió separarse de la "La Oma"
y viajó a Buenos Aires junto a su hijo Martín. Las otras dos hijas,
Ana y Gerda, se fueron del monte chaqueño. Ana tuvo como destino los
Estados Unidos, mientras que Gerda consiguió trabajo como secretaria
del doctor Esteban Alejandro Mauro (quien venía desde Mendoza a
trabajar en Chaco). Gerda veía seguido a su madre Marta, pero
igualmente "La Oma" pasaba gran parte de la semana sola en compañía
de su entrañable amigo: el lorito "Pepe".

Y UN DÍA SE HIZO HISTORIA.Y CANCIÓN

La década del setenta fue muy importante para el folklore nacional.
Los artistas de este género viajaban por todo el país dando a
conocer su música. Por eso en 1975, el mendocino Daniel Altamirano
llegó a San Bernardo junto a su grupo "Los Altamirano" compuesto por
él y por sus dos hermanos Julio y Mario. En Chaco fueron a visitar a
su coprovinciano el doctor Esteban Mauro. En uno de sus viajes, el
doctor Mauro, le pidió a "La Oma" que prepare un chivito para
agasajar al grupo. Así el 25 de mayo de 1975, el doctor Mauro y "Los
Altamirano" recorrieron cinco kilómetros, pasando por picadas
bordeadas de árboles hasta que llegaronn al rancho de barro,
apuntalado con quebracho colorado donde vivía "La Oma".
Al regresar, Daniel Altamirano se sintió inspirado por la forma de
vida de Marta y decidió componer un bello poema. Más tarde el
compositor Pedro Favini (tucumano) integrante del Trío San Javier le
añadió música con ritmo de chamamé y en el año 1977, el grupo "Los 4
de Córdoba" (integrado por Víctor Godoy, Héctor Pacheco, Eduardo
Márquez y Américo Albornoz) estrenaron el tema, logrando un éxito
rotundo y convirtiendo esta canción en una de las más populares del
repertorio folklórico argentino.

*Los 4 de Córdoba popularizaron la canción de La Oma*
AHÍ NO TERMINA LA HISTORIA

El año 1994, fue muy particular para Marta Hoffner de Rabe (La Oma).
Ese año, el Congreso de la Nación la reconoció como "mujer
sobresaliente del año".
Pero como todos la Oma era mortal y el 19 de noviembre de 1994, a
las 6:15 horas, con 87 años de edad, su vida finalizó. Sus restos
descansan en el cemenerio de San Bernardo.
Sin duda alguna, la sencillez, el esfuerzo y la voluntad de esta
mujer, la dejaron grabada en la historia e inmortalizada en una
canción. Como ella, existieron, existen y existirán muchas mujeres
que dedican su vida al campo y que viven en ranchos humildes y muy
acogedores.



Rodolfo E. Parbst ()


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