28 dic 2009

LA PEQUEÑA BIBLIOTECA DE AUSCHWITZ


Las líneas de ferrocarril conducen hacia la fachada de ingreso de Auschwitz,
el macabro sitio donde el nazismo despojo del don milagroso
de la vida a millones de seres humanos.

En la segunda guerra mundial, en medio del horror de la locura nazi, muchos judíos consumaron un poderoso acto de resistencia. Continuaron leyendo. Ocultaron libros prohibidos que se distribuían entre sí. También, en algunos casos, aquellas obras fluían, como en la conocida novela de Bradbury Farenheit 451, de boca en boca, a través del recitado y el poder de la memoria. El ensayista argentino Alberto Manguel, a partir de un hecho personal, inicia una incursión por aquel acontecimiento extraordinario, no muchas veces atendido por los historiadores: las bibliotecas ambulantes que sobrevivieron en el espanto de los campos de concentración como una forma decidida de la esperanza. Un símbolo que brota, desde el vientre doloroso de la historia, del valor de los hombres y mujeres que, hasta el último momento, lucharon por el resplandor de su dignidad.

E.I

El fragmento que presentamos aquí pertenece a una obra de futura publicación. Agradecemos por habernos puesto en conocimiento de tan valioso texto a Pablo Hacker para quien, a través de sus palabras:

"A partir del hallazgo de un libro litúrgico judío en el mercado de pulgas de Berlín, el ensayista argentino (Alberto Manguel) remonta el circuito secreto de los libros en los campos de exterminio nazi".


LA PEQUEÑA BIBLIOTECA DE AUSCHWITZ
La lectura en las barracas

Por Alberto Manguel

Mágicamente, cada uno de mis libros guarda la historia de su supervivencia. Cada uno de ellos logró escapar del fuego, del agua, del paso del tiempo y de la mano del censor, para contarme su historia.

Hace unos años, en un puesto del mercado de pulgas de Berlín, encontré un delgado libro negro encuadernado con tapas duras de tela, sin ningún tipo de leyenda. La página de portada, en una delicada caligrafía gótica, declaraba que era un Gebet-Ordnung für den Jugendgottesdienst in der jüdisschen Gemeinde zu Berlin (Sabbath-Nachmittag), en castellano, Libro litúrgico del servicio de jóvenes en la comunidad judía de Berlín (Noche de Sabbath). Entre las oraciones se incluye una "para nuestro rey, Guillermo II, Kaiser del Reich Alemán". Se trataba de la octava edición, impresa por Julius Gittenfeld en Berlín en 1908, y había sido comprado en la librería de C. Boas Nachf, en el número 69 de la Neue Friedrichstrasse, "en la esquina de Klosterstrasse", una esquina que ya no existe. En ninguna parte se mencionaba el nombre de su dueño.

Un año antes de que el libro fuera impreso, Alemania había rechazado las limitaciones de armamentos propuestas por la Conferencia de Paz de La Haya; unos meses después, la Ley de Expropiación decretada por el canciller del Reich y Presidente de Prusia Fürst Bernhard von Bülow autorizaba más asentamientos alemanes en Polonia y, a pesar de que prácticamente nunca fue aplicada contra los terratenientes polacos, le otorgaba a Alemania derechos territoriales que permitieron, en junio de 1940, el establecimiento de un campo de concentración en Auschwitz.

El dueño original del libro de oraciones probablemente tuviera trece años cuando compró el volumen o se lo regalaron, la edad a la que le habrían permitido sumarse a las plegarias de la sinagoga. Si sobrevivió a la Primera Guerra Mundial, habría tenido treinta y ocho años cuando nació el Tercer Reich en 1933; si se quedó en Berlín, es probable que haya sido deportado, como muchos otros judíos de Berlín, a Polonia. Tal vez tuvo tiempo de entregarle el libro de oraciones a alguien antes de que se lo llevaran; quizá lo ocultó o lo dejó, junto con los otros libros que seguramente había coleccionado. Habría sido casi inconcebible para un hogar berlinés de los años 30 no hacer alarde de una biblioteca. Qué lecciones se aprendían de esos libros es otra cuestión. Sus bibliotecas no ayudaron a salvar a las víctimas.

"Toda víctima exige lealtad", escribió Graham Greene en El revés de la trama, y las víctimas literarias muchas veces ascienden al rango inesperado de héroes. Tal vez suceda que ninguna narrativa es posible sin una víctima dado que, paradójicamente, un protagonista es, en muchos casos, alguien a quien le suceden cosas. Privada de un papel verdaderamente activo, la víctima de todas maneras adquiere una identidad activa a través del discurso. La víctima se convierte en testigo (o lo invoca); la víctima tiene en mente la acción infame o la imprime en la mente de alguien que luego contará la historia. Porque la voz de la víctima es importantísima; el victimario muchas veces intentará silenciar a las víctimas: cortándoles literalmente la lengua, como en el caso de la violada Filomela en Ovidio, o escondiéndolas, como hace el rey con Segismundo en La vida es sueño, o negando su historia, como en El fin de la historia, de Liliana Heker. En la vida real, las víctimas "desaparecen", se las encierra en un ghetto, se las envía a prisión o a campos de tortura, se les niega credibilidad. Los métodos son los mismos. Sólo cambian las metáforas. Existe cierta justificación para el intento, a través de la creación artística, de recordar a las víctimas, de restablecer su visibilidad, de erigir monumentos conmemorativos literarios que, gracias a un arte inspirado, actúen como pilares de algo que se acerque a la comprensión del sufrimiento de una víctima. Y esto, sin un objetivo visible o explícito: los autores de los libros en mis estantes no pueden haber sabido quién los leería, pero cada una de las historias que relatan anticipa o implica mi existencia, da testimonio de experiencias que todavía no tuvieron lugar.

Cuando los nazis iniciaron su destrucción y saqueo de las bibliotecas judías, el librero a cargo de la Biblioteca Sholem Aleichem en Biala Podlaska decidió salvar los libros transportando, día tras día, tantos como él y un colega pudieran trasladar, aunque creyera que muy pronto "no quedarían más lectores". Después de dos semanas, las posesiones habían sido trasladadas a un ático secreto, donde fueron descubiertas por el historiador Tuvia Borzykowski mucho después de que hubiera terminado la guerra. Al escribir sobre la acción del librero, Borzykowski observó que fue llevada a cabo "sin siquiera considerar si alguien alguna vez necesitaría los libros salvados": fue un acto de rescate de la memoria per se. El universo (según creían los antiguos cabalistas) no depende de lo que leamos, sino de la posibilidad de que lo leamos.

Desde la emblemática quema de libros llevada a cabo en una plaza de Unter en Linden, frente a la Universidad de Berlín, en la noche del 10 de mayo de 1933, los libros se convirtieron en un blanco específico de los nazis. Menos de cinco meses después de que Hitler se convirtiera en canciller, el nuevo ministro de Propaganda del Reich, el doctor Paul Joseph Goebbels, declaró que la quema pública de autores como Heinrich Mann, Stefan Zweig, Freud, Zola, Proust, Gide, Helen Keller, H.G. Wells le permitía "al alma del pueblo alemán volver a expresarse. Esas llamas no sólo iluminan el punto final de una era pasada; también echan luz sobre la nueva".

La nueva era proscribía la venta o circulación de miles de libros, tanto en negocios como en bibliotecas, así como la publicación de otros nuevos. Los libros que comúnmente se conservaban en los estantes de la sala de estar porque eran prestigiosos, informativos o entretenidos, de pronto se volvieron peligrosos. La posesión privada de los libros registrados estaba prohibida; muchos fueron confiscados y destruidos. Cientos de bibliotecas judías en toda Europa fueron quemadas, tanto colecciones personales como tesoros públicos. Un enviado nazi alegremente informó sobre la destrucción de la famosa biblioteca del Lublin Yeshiva en 1939: "Para nosotros fue una cuestión de especial orgullo destruir la Academia Talmúdica, conocida como la más grande de Polonia. Arrojamos la inmensa biblioteca talmúdica fuera del edificio y llevamos los libros al mercado, donde les prendimos fuego. El fuego duró veinte horas. Los judíos de Lublin se reunieron alrededor y lloraban con amargura, casi acallándonos con sus lamentos. Convocamos a la banda militar y, con gritos vivaces, los soldados ahogaron el ruido de los gritos judíos".

Al mismo tiempo, los nazis decidieron salvar algunos libros con fines comerciales y de archivo. En 1938 Alfred Rosenberg, uno de los principales teóricos nazis, propuso que las colecciones judías, inclusive la literatura secular y religiosa, se preservaran en un instituto dedicado al estudio de "la cuestión judía". Dos años más tarde, se inauguró el Institut zur Erforschung der Judenfrage en Francfort del Meno. Para procurar el material necesario, el propio Hitler autorizó a Rosenberg a crear un grupo de trabajo constituido por expertos libreros alemanes para seleccionar los tesoros robados: la notable ERR, "Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg". Entre las colecciones confiscadas que se incorporaron al Instituto estaban las bibliotecas de los seminarios rabínicos de Breslau y Viena, los departamentos Hebreo y Judaico de la Biblioteca Municipal de Francfort, la biblioteca del Collegio Rabbinico de Roma, de la Societas Spinoziana de La Haya y la Casa Spinoza de Rijnburg, de las editoriales holandesas Querido, Pegazus y Fischer-Berman, del Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, la biblioteca de Beth Maidrash Etz Hayim, las bibliotecas del Seminario Israelita de Amsterdam, del Seminario Israelita Portugués y la Rosenthaliana, la biblioteca del rabino Moshe Pessah en Volo, la Biblioteca Strashun en Vilna (el nieto del fundador se suicidó cuando le ordenaron ayudar a catalogar los libros), bibliotecas en Hungría (donde se estableció un instituto paralelo sobre "la cuestión judía" en Budapest), bibliotecas en Dinamarca y Noruega, decenas de bibliotecas en Polonia (especialmente la gran biblioteca de la sinagoga de Varsovia y del Instituto para Estudios Judíos). De este volumen gigantesco, el equipo de Rosenberg seleccionó los libros que serían enviados a su Instituto; todos los demás fueron destruidos.
En febrero de 1943, el Instituto emitió las siguientes directivas para la selección del material de biblioteca: "todos los escritos que tengan que ver con la historia, cultura y naturaleza del judaísmo, así como los libros escritos por autores judíos en otros idiomas que no sean el hebreo y el yiddish, deben ser enviados a Francfort". Pero "los libros en hebreo o yiddish de fecha reciente, posteriores al año 1800, deben reducirse a pulpa; esto también se aplica a los libros de oraciones, Memorbücher, y a otros trabajos religiosos en idioma alemán". Con respecto a los muchos rollos de la Tora, se sugirió que "Tal vez se puede usar el cuero para encuadernación". Milagrosamente, mi libro de oraciones logró salvarse.

Siete meses después de que fueran pronunciadas estas directivas, en septiembre de 1943, los nazis establecieron un llamado "campo familiar" como una extensión de Auschwitz, en el bosque de abedules de Birkenau, que incluía un bloque separado, el "número 31", construido especialmente para los niños. El objetivo de este bloque era demostrarle al mundo que los judíos deportados al Este no eran asesinados. En realidad, se les permitía vivir seis meses antes de ser enviados al mismo destino que las otras víctimas deportadas. Finalmente, después de haber cumplido con su propósito propagandístico, el "campo familiar" fue cerrado de manera permanente.

Mientras estuvo abierto, el Bloque 31 albergó a 500 niños que convivían con varios "consejeros" y, a pesar de la estricta vigilancia, poseía, sorprendentemente, una biblioteca infantil clandestina. La biblioteca era minúscula: abarcaba ocho libros que incluían una Breve historia del mundo, de H.G. Wells, un libro de texto escolar ruso y una prueba de geometría analítica. En una o dos ocasiones, un prisionero de otro campo logró ingresar un nuevo libro de contrabando, de modo que la cantidad de unidades aumentó a nueve o diez. Por las noches, se guardaban los libros con otros bienes de valor como medicamentos y raciones de comida, en la pequeña habitación del niño de más edad del bloque. Una de las niñas se encargaba de ocultar los libros en un lugar diferente cada vez. Irónicamente, aquéllos que estaban prohibidos en todo el Reich (los de H.G. Wells, por ejemplo) podían encontrarse en las bibliotecas de los campos de concentración. Ocho o diez libros conformaban la colección física de la Biblioteca Infantil de Birkenau, pero había otros que sólo circulaban de boca en boca. Cuando lograban evitar la vigilancia, los consejeros recitaban a los niños libros que ellos mismos habían aprendido de memoria en otros tiempos, turnándose para que diferentes consejeros "leyeran" a diferentes niños cada vez: esta rotación se conocía como "intercambio de libros en la biblioteca".

Resulta casi imposible imaginar que bajo las condiciones intolerables impuestas por los nazis, la vida intelectual pudiera continuar. Una vez le preguntaron al historiador Yitzhak Schipper, que escribió un libro sobre los jázaros mientras era un prisionero del ghetto de Varsovia, cómo hizo su trabajo sin poder sentarse e investigar en archivos apropiados. "Para escribir historia", respondió, "hace falta una cabeza, no un
trasero". Muchos se hicieron eco de su sentimiento, reemplazando "escribir" por "leer". Había incluso una continuación de las rutinas comunes y cotidianas de la lectura. Saber de esta persistencia del espíritu agudiza el asombro y el horror: que en este tipo de condiciones espeluznantes hombres y mujeres aún siguieran leyendo sobre el Jean Valjean de Hugo y la Natasha de Tolstoi, completaran tarjetas de pedido de libros y pagaran multas por devoluciones retrasadas, discutieran los méritos de un autor moderno o siguieran una vez más los versos cadenciados de Heine. La lectura y los rituales de la lectura se convirtieron en actos de resistencia: como observó el psicólogo italiano Andrea Devoto, "todo podía considerarse resistencia porque todo estaba prohibido". En el campo de concentración de Bergen-Belsen circulaba entre los prisioneros una copia de La montaña mágica, de Thomas Mann; un niño recordó los minutos que le asignaban para tener el libro en sus manos como "uno de los mejores momentos del día, cuando alguien me lo pasaba. Iba a un rincón para estar tranquilo y luego tenía una hora para leerlo". Un joven lector polaco, recordando los días de miedo y abatimiento, dijo: "El libro era mi mejor amigo, nunca me traicionaba; me reconfortaba en mi desesperación; me decía que no estaba solo". Es difícil entender cómo los gestos humanos de la vida diaria continuaban aún cuando la vida diaria en sí se había vuelto inhumana; cómo en medio del hambre y la enfermedad, los golpes y la carnicería, hombres y mujeres persisten en rituales civilizados de curiosidad y ternura, inventando estratagemas de supervivencia en pos de un pedacito de algo amado, por un libro rescatado entre miles, un lector entre decenas de miles, por una voz que repetirá hasta el fin de los tiempos las palabras del sirviente de Job. "Y soy el único que escapó sólo para contarles."

A lo largo de la historia, la biblioteca del vencedor se erige como un emblema del poder, depositaria de la versión oficial, pero la versión que nos obsesiona es siempre la otra, la voz de las cenizas. La biblioteca de la víctima es la que constantemente formula las preguntas: ¿Cómo es posible? ¿Y qué puede conseguirse con la lectura mientras los libros se consumen entre las llamas? Mi libro de oraciones pertenece a esa biblioteca cuestionadora.

He aquí una respuesta. Un día de junio de 1944, Jacob Edelstein, ex superior del ghetto de Theresienstadt que había sido trasladado a Birkenau, estaba en sus barracas, envuelto en su manto ritual, diciendo las plegarias matutinas que había aprendido hacía mucho tiempo en un libro sin duda similar al mío. Acababa de comenzar cuando el teniente Franz Hoessler, de las SS, entró a las barracas para llevarse a Edelstein. Otro prisionero, Yossl Rosensaft, recordó la escena un año después: "De repente se abrió la puerta bruscamente y entró Hoessler, con un aire altanero, acompañado por tres hombres de las SS. Gritó el nombre de Jacob. Jacob no se movió. Hoessler vociferó: ''Lo estoy esperando, apúrese''. Jacob se dio vuelta muy lentamente, miró de frente a Hoessler y dijo en tono parsimonioso: ''En los últimos momentos sobre esta tierra que me conceda el Todopoderoso, yo soy el amo, no usted''. Acto seguido, volvió a darse vuelta para mirar a la pared y terminó sus oraciones. Luego dobló su manto de oración sin apuro, lo entregó a uno de los prisioneros y le dijo a Hoessler: ''Ahora estoy listo''".
(*)

(*) Fuente: Fragmento de La biblioteca de noche, ensayo de A. Manguel que será publicado el año próximo en Alianza y Norma. Traducción de Claudia Martínez.


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20 dic 2009

Los libros más censurados de la historia ( III)


Lolita

Terminamos con una tercera y última parte de la serie de artículos sobre libros prohibidos, censurados, recortados y vilipendiados en general por políticos, fanáticos religiosos y familias conservadoras de Massachussets:

-Las uvas de la ira, de John Steinbeck. La obra tuvo una recepción crítica salvaje, fruto del enfrentamiento entre los que consideraban el libro como una representación justa y necesaria de la terrible situación de la comunidad agrícola de California y aquellos que la consideraban una exageración de tintes comunistas y un compendio de violencia e inmoralidad. Hoy en día el consenso es que la obra fue prohibida y quemada en público por una razón mucho más sencilla: Le daba mala prensa a California.

-Lolita, de Vladimir Nabokov. Estaba claro que ésta tenía que aparecer tarde o temprano. Su retrato de la obsesión de un hombre hecho y derecho por una adolescente condujo a una prohibición en Francia, Reino Unido, Argentina, Nueva Zelanda y Sudáfrica. El personaje principal, Humbert Humbert, es experto en literatura francesa, citando, entre otros, a Gustave Flaubert, cuya obra magna, Madame Bovary, también fue censurada repetidamente en su nativa Francia, por sus connotaciones sexuales y morales al tratar el tema del adulterio.

-La metamorfosis, de Franz Kafka. De las pocas cosas en las que estaban de acuerdo nazis y comunistas: La metamorfosis exigía censura. No queda muy claro por qué no pasó el filtro de los censores de Hitler ni de Stalin, es posible que su terrible nihilismo se considerara demasiado cruel para lectores que ya convivían en un estado de desconcierto y alienación.

-Mein Kampf, de Adolf Hitler. No podemos dejar de mencionar un libro que, incluso a día de hoy, sigue manteniendo intacto su carácter polémico. Si bien en Alemania se prohíbe su venta, no es ilegal poseer una copia ni tomarla prestada de una biblioteca, aunque las versiones para bibliotecas se hallan editadas y comentadas. Recientemente Amazon y Barnes and Noble consiguieron permiso para vender ejemplares de Mein Kampf en su web alemana, pero decidieron paralizar estas ventas por presión de la opinión pública. Respecto a otros países, el contenido político y racista del libro ha impulsado diferentes medidas. Así, en Canadá, la mayor franquicia de librerías, Chapters/Indigo, se niega a vender la obra. En Francia se trata de una obra accesible al público, siempre que la edición en concreto lleve una serie de notas de acompañamiento. Estados Unidos no parece tener ningún problema con su venta y lectura (aquí ya se sabe que sólo molestan los pingüinos homosexuales y las palabrotas de Margaret Mitchell, como ya apuntamos en artículos anteriores), sin embargo tanto Austria como China prohíben su posesión y venta, si bien en China puede consultarse en determinadas bibliotecas, sólo para fines documentales.

Uvas de la ira

En México también es ilegal comprar o poseer una copia, si bien es posible encontrarlas en algunas librerías pequeñas y algunos comercios “piratas”. En Holanda se considera ilegal vender la obra, pero es perfectamente legal poseerla y prestarla. Suiza es un caso especial, ya que su inexistencia en dicho país se debe más a una cuestión de derechos de autor y de traducción que de censura. En la antigua URSS la obra se hallaba vetada, pero en la actualidad está disponible y se reedita con frecuencia, si bien en 2009 se abogó, sin éxito, por su prohibición.

Por supuesto hasta aquí hemos mencionado sólo algunos de los libros que han ido arrastrando polémica y censura a lo largo de su tiempo de vida, tal vez los más llamativos. Seguro que vosotros, los lectores, conocéis muchos más. Google lleva un par de años celebrando la “Semana de los libros prohibidos”, en la que se fomenta la lectura de las obras que más controversia han provocado en los últimos años. Algunos colegios, conscientes del atractivo de lo prohibido, han conseguido que sus alumnos lean algunos clásicos de la literatura universal simplemente colocándolos en una estantería de su biblioteca donde colgaron carteles con indicaciones como “no autorizado para menores de 14 años” o “prohibida su lectura por contenido inmoral”.

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Bibliotecas móviles recorren el país en verano

El director de la Agencia de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología, Prof. Daniel Blanco, asistió el viernes a la presentación de “Kilómetros de libros” en Capital Federal, una propuesta para promover la lectura durante el verano en la costa atlántica mediante bibliomóviles.
Durante la ceremonia, en la explanada del Museo Nacional de Arte Decorativo de Capital Federal se presentarán los destinos que tendrán los vehículos culturales, entre los que se encuentra el partido de La Costa.
La iniciativa se pondrá en marcha a partir de tareas conjuntas entre el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares, y la Agencia de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología municipal.
La actividad se realizará 12.30
Los bibliomóviles son vehículos totalmente equipados, con material bibliográfico y multimedial para niños, adolescentes y adultos, elementos informáticos, cine, sonido y audio, plasma, impresora, acceso a Internet etc.

Al menos ocho bibliotecas móviles recorrerán la Costa Atlántica, Córdoba, Tucumán, Neuquén y Capital Federal durante enero y febrero próximos, en el marco del programa de verano "Kilómetros de libros" que tiene como fin la promoción de la lectura.

El `bibliomóvil´ es un vehículo totalmente equipado como biblioteca circulante y pequeño centro cultural que cuenta con material bibliográfico y multimedia para niños, adolescentes y adultos; esto es computadoras con acceso a Internet, impresoras y plasmas que funcionarán como pequeños cines y como herramientas de democratización cultural.

Bajo la consigna "sumergite en la lectura", las unidades recorrerán las playas atlánticas y las colonias de vacaciones de las ciudades de Buenos Aires, Tucumán y Neuquén, con actividades diarias libres y gratuitas.

En tanto que un móvil de la Biblioteca Nacional circulará por los sitios turísticos de la provincia de Córdoba con una serie de actividades lúdicas que apunten a facilitar la lectura, como juegos, cuentacuentos y canciones.

Esta iniciativa se llevará a cabo en el marco de un convenio firmado entre el Instituto Cultural y la Comisión Nacional de Bibliotecas Públicas (CONABIP) y cuenta con el padrinazgo de los escritores Claudia Piñeiro y Juan Sasturain, los actores Lola Berthet y Tomás Fonzi y el modelo Iván de Pineda.

Télam

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Cuatro nuevos bibliomóviles que irán a la costa con libros, películas e Internet gratis durante dos meses fueron presentados ayer por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). La inversión fue de un millón de pesos, con equipamiento incluido, explicó la presidenta del organismo, María del Carmen Bianchi.

Ante editores, escritores y funcionarios que se dieron cita en el Museo Nacional de Arte Decorativo, Bianchi precisó que los bibliomóviles irán también a Neuquén y Tucumán. A esta campaña de verano, que lleva por título "Sumergite en la lectura", se sumará en febrero el móvil de la Biblioteca Nacional, que irá a Córdoba, para donar sus propias publicaciones a las bibliotecas públicas.

Cada bibliomóvil llevará una biblioteca con 200 títulos renovables, ya que se dan en préstamo, un plasma para la proyección de cine argentino y una notebook con conexión gratuita a Internet. A las películas se sumarán los programas televisivos conducidos por el escritor Juan Sasturain, conforme con un acuerdo alcanzado entre la Conabip y Telefé.

En diálogo con LA NACION, los escritores Claudia Piñeiro y Juan Sasturain celebraron la inclusión de más bibliomóviles para llevar libros a la costa. E, incluso, el autor que conduceVer para leer bromeó con el hecho de "tener un bibliomóvil propio porque cumple con alguna fantasía". Piñeiro destacó el papel de las bibliotecas populares en el interior del país.

También en los ómnibus

Los bibliomóviles irán a 29 localidades, trabajarán en forma articulada con 23 bibliotecas y acompañarán a los veraneantes de la costa atlántica, más los de Neuquén y Tucumán con títulos donados por las editoriales grandes y pequeñas, cuyos representantes asistieron ayer a la presentación.

Bianchi dijo a LA NACION que "los problemas que tenemos con la lectura son por falta de iniciación". Por eso, si la persona no va al libro, el libro llegará en móvil a ella.

Al proyecto se sumará la empresa de ómnibus Plusmar, que tendrá como el año último 20 unidades dotadas de bibliotecas con libros para leer durante los viajes.






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19 dic 2009

EL LIBRO MAS MISTERIORO DEL MUNDO, AUN SIN TRADUCIR...

Se trata del libro de Voynich que tiene 250 años y fue escrito en un alfabeto desconocido.




Es probable que nunca se pueda traducir del todo, e incluso se han hecho muchas interpretaciones, pero ninguna con éxito: el libro Voynich sigue siendo un misterio para la humanidad. ¿Es un invento o el testimonio de una ciencia olvidada?
Se calcula que el volumen de la obra data de hace unos 250 años, según las últimas investigaciones, aunque en un momento se pensó que tendría unos 500. Al parecer, se trataría de un libro de texto escrito en un idioma desconocido y con un alfabeto extraño.
Las páginas del tomo están adornadas con dibujos (¿o acaso son gráficos explicativos?), ya sea de hojas, figuras humanas, o hasta de constelaciones zodiacales. El papel utilizado fue pergamino, escrito con pluma y tinta china.
Se presume que se trata de un texto científico, ya que la longitud de las palabras no concuerta con la Ley de Zipf, que establece que las palabras que más se repiten en un idioma son las cortas. Por eso, se cree que está escrito en un idioma ficticio al no haber "economía lingüística".
El libro fue visto por primera vez en 1912, cuando el especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich lo adquirió. La biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos, en la Universidad de Yale. (Fuente: Minutouno)


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18 dic 2009

EL FILANDÓN

hilar

Desde hace unos años, José María Merino, junto con Luis Mateo Díez y Juan Pedro Aparicio, aprovecha para explicarnos, y mostrarnos, las virtudes del Filandón. A primera vista puede parecer alguna especialidad gastronómica, pero en realidad responde a un tipo concreto de narración.

El Filandón tiene su origen en los cuentos que se narraban de manera oral, sobre todo entre mujeres y en las largas tardes resguardándose del mal tiempo en el Norte de España, mientras aprovechaban para hilar (filar, de ahí el nombre).

El Filandón actual se plantea más como un amistoso duelo en el que los narradores preparan historias cortas, en las que mezclan narrativa tradicional, propia, escrita y hasta pensamientos o reflexiones de índole personal.

Lo cierto es que el Filandón trata de recuperar cierta interacción, en la línea de los cuentacuentos, pero partiendo también de la propia persona. Es importante, no ya la narración, sino quién está compartiendo contigo esas reflexiones. Es no sólo el contar historias, también se trata de compartir la experiencia vital, la filosofía personal del autor.

Los Filandones comenzaron a recuperarse de mano de los tres autores a partir del interés del Hay Festival y desde entonces han realizado demostraciones en España, Nueva York, Bath y en otras partes y festivales literarios del mundo. Por ahora es la Junta de Castilla y León uno de los grandes patrocinadores del Filandón, que considera uno de los puntos a recuperar de su cultura.

Si bien el Filandón, tal y como nos lo cuentan, con todas sus características, es la recuperación de algo tradicional no sólo en el norte de España: es una muestra local de un fenómeno universal, ya que la oralidad ha sido, y sigue siendo en muchas partes del mundo, el método de transmisión de la mayor parte del conocimiento. Aunque, todo sea dicho, ver a Merino en un Filandón, siendo como es un auténtico maestro del minirelato, debe ser todo un espectáculo digno de verse.

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17 dic 2009

Gratuidad, promoción y ventas en la era de la cultura digital

Saud

Nos encontramos ante un cambio de modelo en lo que a los modelos actuales de la industria creada alrededor de la cultura se refiere. Sin embargo, existen grandes conflictos y un montón de confusión alrededor de los movimientos que se están realizando justo ahora, cuando la mayor parte de las partes se encuentran en tierra de nadie.

Es una premisa esgrimida por los que esgrimen la bandera de la gratuidad del formato digital que esa presencia web, libre y accesible, es la mejor de las promociones y que aquellos autores que optan por dejar a disposición de todo el mundo sus obras ven aumentadas de esa forma su venta en formato físico e incluso la predisposición a la compra o donación en sucesivas obras.

Los ejemplos que se ponen son siempre los mismos: Cory Doctorow, Vázquez Figueroa o, más recientemente, Paulo Coelho. Son ejemplos en los que, de eso no hay duda, la promoción de la gratuidad ha sido más que rentabilizada. Sin embargo, ¿de qué estamos hablando?

Por un lado, ni Cory Doctorow -habitual de Boing Boing, uno de los sitios más visitados en el mundo de internet con millones de usuarios al mes-, ni Figueroa o Coelho han llegado donde están gracias al modelo de la gratuidad. Durante años -menos en el caso de Doctorow, por supuesto-, han sido escritores fieles del sistema superventas en el que la editorial no ha cejado en hacer publicidad y largas tiradas de sus libros -por su propio interés en ganar dinero, no creamos ahora en la editorial víctima-, así que ahora, momento en el que disfrutan de una más que aceptable posición, utilizan el viejo sistema para promocionarse y… vender más libros físicos.

Aquí es donde me pierdo. Aunque el mercado del e-book no llegue a eliminar al del libro físico, estoy seguro que en los próximos años lo va a transformar. No puedes sustentar el modelo de la gratuidad poniendo como ejemplo a figuras consagradas, bien sea por su popularidad previa en Internet o por sus decenas de libros superventas, y apoyando el mercado físico de los libros como el único rentable. ¿Cuál es el modelo de futuro, si las editoriales pierden ese poder de lanzamiento? ¿Qué incentivo hay en los portales de ebook más allá de algo de publicidad? Por lo visto, Figueroa lo tiene claro, ya que desde su web oficial enlaza con una página de ebooks no oficiales (eso sí, bastante limitadita para lo que ya se empieza a ver por la red).

Por otro lado, muchas editoriales españolas siguen pensando que un libro electrónico puede venderse por doce euros mientras el físico está en dieciséis. Tampoco se puede estirar tanto, como por ejemplo, al vender cuentos populares libres de derechos de autor a más de cinco euros. Ahí hay un claro error de concepto.

Pero claro, si tenemos en cuenta que Random House -la casa americana, está por ver la actitud de Random-Mondadori- se ha lanzado a una auténtica guerra por los derechos de autor, quién sabe qué puede pasar en los próximos meses. Random House ha decidido reclamar la explotación de los derechos de autor sobre los libros en contratos anteriores a la eclosión de internet y el libro electrónico, algo a lo que los autores, con toda lógica, no les ha hecho la más mínima gracia. Cuando las grandes editoriales se lanzan a la yugular de esa manera es que el negocio es más grande y está más cerca de lo que pensamos.

Hay otros ejemplos de caminos a recorrer por parte de los autores, como es el caso de Stephen Covey, conocido por su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, que ha decidido saltarse a la editorial y llegar a un acuerdo directamente con Amazon, con lo que sería una medida de presión, además de un buen porcentaje sobre las ventas totales. Una estrategia, por otra parte, sólo al alcance de unos pocos superventas.

Aquí lo dejo, seguiremos con el tema: es una amenaza, y os dejo con la pregunta de siempre. ¿Tienes un lector de libros electrónicos? ¿Pagarás por ebooks a un precio razonable? ¿Cuánto sería eso? ¿Te interesaría una suscripción o una tarifa plana de lectura?

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14 dic 2009

El cuentacuentos y el burro de Babel

La Méridienne du griot blanc es el nombre de un proyecto que está llevando a cabo desde hace un casi un año Marc Roger, lector público, y en el cual, con la compañía de Babel, está recorriendo los cinco mil kilómetros que separan las ciudades de Saint-Malo, en Francia, hasta Bamako, en Mali y pasando por Francia, España, Marruecos, Mauritania y Senegal. Aunque antes de hablar del viaje en si, sería mejor explicar que es eso de “Lector público“.

Marc Roger forma parte del grupo La voie des Livres grupo formado para promocionar la lectura en voz alta, al tiempo que difunden la cultura en general. Esta reivindicación de la literatura para ser leída, recitada, a un grupo se une a una voluntad viajera, que ha llevado a Marc Roger a realizar diferentes recorridos, como un Tour por toda Francia en 1998 o el actual proyecto, en el que el lector público comparte con Babel, un pollino.

En estos momentos, según cuenta en la web creada para La Méridienne du griot blanc, lleva recorridos 2372 kilómetros, la mayoría de ellos a pie, y a compartido 79 lecturas con cerca de 4180 espectadores. Todos estos kilómetros le han llevado a Chiclana de la Frontera donde actúa hoy y mañana, para seguir hacía La Línea, donde se le podrá escuchar el martes quince, en el que será su última lectura en España, siguiendo camino hacia África.

Esta recuperación de la oralidad de la literatura cuenta con el apoyo de la red de escuelas asociadas a la UNESCO. En la página web del proyecto podéis encontrar los datos sobre las lecturas que están proyectadas.


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Acabo de recibir un correo de mi amiga Rosa Pérez Repullo que dice:

"Hola Vilma aquí te envio unas fotos que hice hace poco en mi pueblo Cabra, Córdoba, España, a el poeta francés Marc Roger y su burro "Babel", que lleva recorrido ya 1736 kilómetros a pie con su burro Babel, esque vi que en unas de tus paginas le dedicas un articulo, te las envio porsi te sirven. hasta pronto."

Gracias Rosa por tu aporte.

CUENTA CUENTOS PARA NAVIDAD...



Internet solidaria: Esta Navidad contá cuentos

Dattatec propone una actividad solidaria para estas fiestas: Lleva buena lectura a hogares de niños, ancianos, hospitales, etc. La participación está abierta a todos los que creen que un libro es alimento para el alma.

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2009 Dattatec, la principal compañía de hosting del país, puso en marcha la campaña Cuenta Cuentos.

La propuesta es muy sencilla: el 19 de diciembre todos podemos llevar un momento de magia, imaginación, fantasía, amor o aventuras contando cuentos en escuelas, hogares de ancianos, jardines de infantes, hogares de madres solteras, y otros espacios donde haya alguien esperando que lo acerquen al apasionante mundo de la lectura

La acción está abierta a todos las personas de buena voluntad, sean o no clientes de Dattatec y pueden participar como Coordinadores en su ciudad o Voluntarios, dispuestos a llevar alegría narrada.

La dirección para participar como coordinador o voluntario es http://cuentacuentos.dattatec.com/

El 19 de diciembre, todos contemos cuentos!

Acerca de Dattatec

Dattatec nació en el año 2002 y desde ese entonces la compañía tiene el claro objetivo de acercar los servicios de Web Hosting a todos aquellos que requieren un producto que les permita enfocarse en su core business. Este objetivo convirtió rápidamente a Dattatec en el Web Hoster de mayor volumen de Hispanoamérica, con un posicionamiento de liderazgo indiscutido en la Región. Para alcanzar el objetivo propuesto, Dattatec se presenta al mercado con una “Política de Precios Justos”, con la simpleza de uso de sus servicios y con una actitud de mejora continua que involucra a cada integrante de la compañía.

Desde enero de 2008 Dattatec.com se convirtió en el primer registrante hispanoamericano de dominios avalado por ICANN y en agosto de ese mismo año en la primera y única compañía del rubro en la región, en tener su Sistema de Gestión de la Calidad acreditado bajo las Normas ISO 9001:2008 en todos los ámbitos de la empresa.

Dattatec cuenta hoy con más de 150.000 sitios Web alojados en sus servidores, 75.000 clientes y alianzas estratégicas con empresas como Microsoft, Google, VeriSign, DineroMail, etc. Para más información visite http://dattatec.com/acerca

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Marcelo Berenstein

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