17 dic 2009

Gratuidad, promoción y ventas en la era de la cultura digital

Saud

Nos encontramos ante un cambio de modelo en lo que a los modelos actuales de la industria creada alrededor de la cultura se refiere. Sin embargo, existen grandes conflictos y un montón de confusión alrededor de los movimientos que se están realizando justo ahora, cuando la mayor parte de las partes se encuentran en tierra de nadie.

Es una premisa esgrimida por los que esgrimen la bandera de la gratuidad del formato digital que esa presencia web, libre y accesible, es la mejor de las promociones y que aquellos autores que optan por dejar a disposición de todo el mundo sus obras ven aumentadas de esa forma su venta en formato físico e incluso la predisposición a la compra o donación en sucesivas obras.

Los ejemplos que se ponen son siempre los mismos: Cory Doctorow, Vázquez Figueroa o, más recientemente, Paulo Coelho. Son ejemplos en los que, de eso no hay duda, la promoción de la gratuidad ha sido más que rentabilizada. Sin embargo, ¿de qué estamos hablando?

Por un lado, ni Cory Doctorow -habitual de Boing Boing, uno de los sitios más visitados en el mundo de internet con millones de usuarios al mes-, ni Figueroa o Coelho han llegado donde están gracias al modelo de la gratuidad. Durante años -menos en el caso de Doctorow, por supuesto-, han sido escritores fieles del sistema superventas en el que la editorial no ha cejado en hacer publicidad y largas tiradas de sus libros -por su propio interés en ganar dinero, no creamos ahora en la editorial víctima-, así que ahora, momento en el que disfrutan de una más que aceptable posición, utilizan el viejo sistema para promocionarse y… vender más libros físicos.

Aquí es donde me pierdo. Aunque el mercado del e-book no llegue a eliminar al del libro físico, estoy seguro que en los próximos años lo va a transformar. No puedes sustentar el modelo de la gratuidad poniendo como ejemplo a figuras consagradas, bien sea por su popularidad previa en Internet o por sus decenas de libros superventas, y apoyando el mercado físico de los libros como el único rentable. ¿Cuál es el modelo de futuro, si las editoriales pierden ese poder de lanzamiento? ¿Qué incentivo hay en los portales de ebook más allá de algo de publicidad? Por lo visto, Figueroa lo tiene claro, ya que desde su web oficial enlaza con una página de ebooks no oficiales (eso sí, bastante limitadita para lo que ya se empieza a ver por la red).

Por otro lado, muchas editoriales españolas siguen pensando que un libro electrónico puede venderse por doce euros mientras el físico está en dieciséis. Tampoco se puede estirar tanto, como por ejemplo, al vender cuentos populares libres de derechos de autor a más de cinco euros. Ahí hay un claro error de concepto.

Pero claro, si tenemos en cuenta que Random House -la casa americana, está por ver la actitud de Random-Mondadori- se ha lanzado a una auténtica guerra por los derechos de autor, quién sabe qué puede pasar en los próximos meses. Random House ha decidido reclamar la explotación de los derechos de autor sobre los libros en contratos anteriores a la eclosión de internet y el libro electrónico, algo a lo que los autores, con toda lógica, no les ha hecho la más mínima gracia. Cuando las grandes editoriales se lanzan a la yugular de esa manera es que el negocio es más grande y está más cerca de lo que pensamos.

Hay otros ejemplos de caminos a recorrer por parte de los autores, como es el caso de Stephen Covey, conocido por su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, que ha decidido saltarse a la editorial y llegar a un acuerdo directamente con Amazon, con lo que sería una medida de presión, además de un buen porcentaje sobre las ventas totales. Una estrategia, por otra parte, sólo al alcance de unos pocos superventas.

Aquí lo dejo, seguiremos con el tema: es una amenaza, y os dejo con la pregunta de siempre. ¿Tienes un lector de libros electrónicos? ¿Pagarás por ebooks a un precio razonable? ¿Cuánto sería eso? ¿Te interesaría una suscripción o una tarifa plana de lectura?

FUENTE

2 comentarios:

Silvia Pato dijo...

Las Navidades pasadas me regalaron un e-book. Lo recomiendo a todos aquellos que les apasione leer y lean MUCHO, y cuando digo mucho me refiero a varios libros al mes. La posibilidad de comprar en físico aquellos que merecen una segunda lectura y te apetece tener en la biblioteca, es una suerte, y la posibilidad de tener todo tipo de libros en diferentes idiomas al alcance de la mano que, de seguro, aquí no se podrían conseguir también. La infinidad de ejemplares libres de derechos de autor que se puede uno descargar en páginas como proyecto gutenberg son un lujazo. Sin embargo, sí que estaría dispuesta a pagar por determinadas cosas, aunque sinceramente creo que los grandes lectores no somos los más consumidores de los bestsellers de las torres de los supermercados. aunque no podemos negar que la gente compra objetos físicos.
Yo estaría dispuesta a pagar por la tarjeta en si, formateada, con su estuchito y recogiendo varias obras de un mismo autor o de similar género. Así, sí que podrían poner precio porque, como bien decís, no pueden pedir por un formato electrónico lo que te vale una edición booket o similar.

bibliotecaria dijo...

Gracias Silvia por dejar tu mensaje.
Estoy en todo de acuerdo con lo que dices. La ventaja que tienen los libros electrónicos y en especial para las bibliotecas, es el espacio físico. No descartar los reales en cuanto a clásicos, de consulta, incunables, históricos. Pero la gran posibilidad que tenemos ahora de elegir en la red, y de comprar, porqué no, y saber que vamos a tener problema de lugar en el estante, y sí una buena colección en los archivos de nuestros discos.
Saludos.