27 oct 2010

QUIJOTE INTERACTIVO - BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA


26 oct 2010

EL LIBRO TOTAL

BORGES, SE ADELANTÓ A INTERNET ?

El libro “Borges.com” busca demostrar cómo el célebre escritor avizoró la revolución digital en sus cuentos. En una entrevista audiovisual, El autor Dante Augusto Palma ejemplifica sus hallazgos.

¿Es posible vincular Internet con Jorge Luis Borges? ¿Acaso tiene algo para decir el célebre escritor acerca del mundo de la Web? Varios pensadores latinoamericanos definieron al autor como “un anticipador”. En Borges.com, del filósofo Dante Augusto Palma, se busca desentrañar esta hipótesis.
Según su autor, el texto –publicado recientemente por la Editorial Biblos- toma las categorías filosóficas que Borges utilizó con fines literarios y los aplica para intervenir en la realidad. Para ello, usa y abusa de los cuentos y ejemplifica con problemas filosóficos, políticos y de medios de comunicación actuales.
La hipótesis planteada asegura que el escritor habría sido quien, 50 años antes de la explotación masiva de Internet, anticipó la revolución del mundo virtual y adelantó categoría compatibles con el hipertexto, el link o la hipermedia.
Entonces, ¿en qué recovecos de los valiosos escritos del autor argentino se encuentran estos conceptos del mundo 2.0? Palma –quien también se dedica a la docencia en la Universidad Nacional de Buenos Aires- lo ejemplifica en una mini entrevista audiovisual.

FUENTE

18 oct 2010

Organizar por materias: dos elecciones


Pensemos en la visita a una buena librería, o a una buena biblioteca de las que dan acceso abierto a las estanterías. Uno llega a la zona de su interés y ahí están: al lado de libros que ya hemos leído, y de otros cuya existencia conocíamos, aquellos de los que ni habíamos oído hablar, y que sin embargo encontramos a nuestra disposición…
Las clasificaciones temáticas permiten explorar lo existente, y por eso son herramientas insustituibles en un universo como el de los libros, complejo y extensísimo. Y en el terreno del acceso digital a las obras son un elemento sencillamente vital. La clasificación temática es uno de los elementos que, como el autor, el título, el editor, el año de publicación y otros metadatos, van a servir para guiar al lector al encuentro del libro. Y quizás será uno de los más importantes para la exploración y la serendipia.
Se encuentran dos orientaciones en este delicado tema: la bibliotecaria (siglos de organización de vastos conjuntos de obras especializadas, orientadas a la consulta) y la librera-editorial (décadas de organización de conjuntos contemporáneos, con miras a la venta).
Pues bien: dos decisiones de sendos mediadores entre los libros y el público muestran el papel creciente que va a tener esta cuestión en el campo de las obras digitalizadas.
Google, para Google Libros (y, suponemos, para las futuras Google Editions) está utilizando el sistema BISAC (Book Industry Standards And Communications), división del Book Industry Study Group. El problema es que BISAC está orientado al comercio: es lo que “la industria del libro [de Estados Unidos y Canadá] usa para decir a los libreros dónde poner los libros en las estanterías”, como señaló Geoff Nunberg en su post de hace un año, titulado expresivamente: “Google Libros: un descarrilamiento de metadatos”.
Cito a Nunberg:
La pregunta es por qué Google decidió en primer lugar utilizar estos encabezamientos [los de BISAC]. (Clancy [ingeniero en jefe del proyecto de Google Libros] niega que fueran los editores quienes se lo pidieron, aunque esto podría tener que ver con sus propias ambiciones de competir con Amazon). El esquema BISAC se adapta bien para organizar las estanterías de una moderna cadena de librerías con 10 kilómetros de estanterías, o una pequeña biblioteca pública donde los consumidores ordinarios o los clientes buscan libros en las estanterías. Pero no ayuda particularmente si vuelas a ciegas por una biblioteca con varios millones de títulos, incluyendo obras académicas, extranjeras, y grandes cantidades de libros de los primeros periodos.
Con la llegada de Google Editions, está todo más claro: Google clasificará sus libros según el estándar comercial, porque quiere venderlos (o que los vendan a través de su servicio). Los muchos errores de clasificación que denunció Nunberg pueden irse subsanando, pero la clasificación de materias seguirá apuntando a compradores o lectores de base, y además de cultura norteamericana, y no a usuarios especializados de cualquier parte del mundo.
La buena noticia paralela es que un proyecto que agrupa muchas universidades americanas y que se nutre básicamente de las digitalizaciones de Google, Hathi Trust (hablamos de él hace dos años), está trabajando para dar acceso a las obras a un público profesional con herramientas más avanzadas y criterios más bibliotecarios.
Mientras tanto, el servicio de información sobre libros españoles en venta, DILVE, promovido por las editoriales españolas, está trabajando también en la clasificación por materias. Hasta ahora lo único que funcionaba era la clasificación del ISBN, basada en un estándar bibliotecario utilizado desde hace años en España y en otros lugares: el CDU. Ya fuera por inadecuación progresiva de la clasificación a la realidad cotidiana, o por descuido de las editoriales en la asignación de materia (que de todo hubo, y quizás más de lo segundo), el sistema se ha revelado insuficiente.
Una comisión recién creada, y en la que participan FGEE, FANDE, CEGAL, Grupo Planeta, Grupo SM, Grupo Santillana, Casa del Libro, El Corte Inglés, FNAC, Librerías Bertrand, Librería Diógenes, Troa Librerías y Libranda ha elegido el sistema BIC, Book Industry Communication, también de intención comercial (no bibliotecaria), nacido en la Gran Bretaña y utilizado además en Australia y Nueva Zelanda. El sistema deberá adaptarse en materias concretas a la realidad española.
DILVE funcionará como el eje en torno al que se articulará la información tanto sobre obras en papel como electrónicas, lo que da idea de la importancia de este paso.FUENTE

10 oct 2010

Ficción interactiva en eBooks


9 oct 2010

Para qué leer


8 oct 2010

Lectura Lab: Literatura infantil y juvenil 2.0


PRESENTACIÓN DEL LIBRO "DE TRIGAL Y DE MAGNOLIA" de Olga Cristina Laudani






Presentado en la Feria del Libro de San Nicolás de los Arroyos, el 7 de octubre de 2010, por la Asociación de Escritores Nicoleños.

4 oct 2010

El libro impreso más antiguo del mundo


Para una gran mayoría de la gente el libro impreso más antiguo del mundo es la Biblia de Gutenberg. Esto es lo que siempre nos han contado y lo que nos han enseñado en Occidente. Sin embargo, centenares de años antes de que Gutenberg sacara a la luz su primer libro ya existían en Oriente los primeros libros impresos.
A día de hoy el libro impreso más antiguo del mundo es un texto budista del Sutra del Diamante que fue elaborado en China en el año 868 de nuestra era. Fue descubierto a principios del siglo XX por el orientalista Sir Marc Aurel Stein (1862-1943) en una cueva del noroeste de China junto a otros textos antiguos que probablemente formaban parte de una biblioteca que fue allí escondida hacia el año 1000. En realidad el Sutra del Diamante es el único de los textos que presenta una fecha de edición por lo que es el único del que con certeza podemos asegurar su edad.
El Sutra del Diamante es un libro realizado en un papel gris impreso con caracteres chinos que tiene una longitud de cinco metros y que está enrollado en un cilindro de madera. Los sutras son textos budistas que tienen alguna enseñanza religiosa y que frecuentemente narran alguna enseñanza de Buda. El texto que nos compete fue realizado por un hombre llamado Wong Jei el "décimo tercer día del cuarto mes del noveno año de Xiantong" (11 de mayo de 868 de nuestro calendario), tal y como queda recogido al final del texto que está dedicado a sus padres. El rollo está impreso a partir de siete bloques de madera. La técnica de esta primera "imprenta" consistía en pintar los caracteres sobre papel y superponer un bloque de madera donde quedaba impresa una imagen especular de lo escrito en el papel. A raíz de aquí se rebajaba a mano la madera para que los caracteres especulares quedaran en relieve y a partir del bloque de madera rebajado poder imprimir las copias deseadas.
La historia del descubrimiento de este primer libro impreso es la mar de interesante. Debemos situarnos en un lugar perdido, en medio del desierto del Gobi, y a cuatro jornadas de camello de la ciudad china de Dunhuang, intersección de los caminos norte y sur de la Ruta de la Seda. El lugar en cuestión es llamado como las Grutas de los Diez Mil Budas (aunque también es conocido por el nombre de las Grutas de Mogao o las Grutas de Dunhuang). En realidad es un gran complejo de santuarios excavados en roca y cuyo origen se remonta a mediados del siglo IV, cuando según cuenta la leyenda al monje Lo-tsun se le aparecieron miles de Budas simultáneamente y le pidieron albergar allí un santuario. Desde aquel día se iniciaron a decorar estas grutas que con el paso de los años albergarían incluso pinturas y esculturas.
En 1907 el arqueólogo y orientalista Marc Aurel Stein se enteró de que había un monje llamado Wang Yuanlu que ejercía de guardián de las grutas y que había encontrado una biblioteca en una cueva perdida. Contactó con él y logró que le llevara hasta ella. Stein quedó perplejo cuando vio una pila de tres metros de altura con 40.000 manuscritos enrollados en perfecto estado de conservación. Durante meses Stein se dedicó a ver cada uno de estos manuscritos. Seleccionó unos cientos y logró convencer al monje para poder sacarlos de allí rumbo a Inglaterra a cambio de una donación al santuario. 24 cajas llenas de manuscritos y 5 más con pinturas sobre seda llegaron así a la Biblioteca Británica. Actualmente, el Sutra del Diamante se expone allí y no muy lejos de la Biblia de Gutenberg.
La imprenta moderna de Gutenberg, basada en los tipos móviles, llegaría a mediados del siglo XV. Pero ni siquiera los tipos móviles podemos considerarlos como un invento de Gutenberg. Ya que a mediados del siglo XI, un chino llamado Bì Shēng ya los había inventado, siendo estos realizados con arcilla endurecida al fuego.
FUENTE

1 oct 2010

{BN} Octubre en la Biblioteca Nacional


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