28 nov 2008

Memoria Audiovisual de la Literatura

En este archivo de imágenes y sonidos, los protagonistas son los escritores argentinos. El objetivo de la Audiovideoteca es conservar y difundir los registros que son fundamentales para la historia de la literatura.

El fondo documental está conformado por las entrevistas audiovisuales producidas, y por los materiales que se incorporan gracias a las donaciones y a la colaboración de diversas instituciones públicas y privadas, tanto del país como del exterior. La información sobre estos registros se encuentra disponible en la base de datos.

Los fragmentos de las entrevistas realizadas están disponibles en video, audio y texto.

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24 nov 2008

Las bibliotecarias, la literatura y la vida

Quiero compartir con todos este texto que me llegó a través de un grupo de estudiantes de Bibliotecología y son las palabras emitidas por la escritora de literatura infantil Laura Devetach, en la Universidad Nacional de Córdoba, y lo transcribo tal como me llegó:

Queridas muchachas:
Comparto con ustedes el bello y potente discurso de Laura a quien el 19 de noviembre se le otorgó el Honoris Causa en la Universidad de Córdoba.
Un abrazo
Mirta


Honoris Causa a Laura Devetach
El ojo de la aguja
Siempre empecé mis comunicaciones con un poema o con un
cuento. No encontré razones para que en esta oportunidad las cosas
sean diferentes, así que invito a compartir un cuento.
El ojo de la aguja
Érase una muchacha que cantaba mientras trataba de enhebrar una aguja.
El hilo pasó por el ojo y del otro lado había un mar y miles de cosas diferentes, desconocidas.
El viento llevó el hilo que fue a enredarse en el pelo de un pescador.
Éste tiró y tiró de él.
Así, tirando, hizo pasar por el ojo de la aguja a la canción que cantaba la muchacha y a la muchacha enredada en la canción.
¿Y entonces, qué sucedió?
Quién sabe. Ese es otro cuento que queda del otro lado del ojo de la aguja.
Quizás la muchacha quiera enhebrarla una y otra vez. Y en el vaivén el hilo pasará nuevamente de un lado al otro.
Al ir pasando la muchacha y el hilo quizás se encuentren con un cuento diferente cada vez, que podría comenzar diciendo: “Érase una muchacha que cantaba mientras trataba de enhebrar una aguja…”
Nunca me hubiera imaginado que me tocaría transitar este momento. Ni hubiera pensado que la Universidad Nacional de Córdoba honrara a alguien que, como yo, se dedicó a la Literatura para niños y a la formación de lectores.
Me encuentro ante una ocasión única de agradecimiento y celebración hacia un gesto institucional que trasciende mi persona.
De ese modo una disciplina considerada marginal como la Literatura para niños y jóvenes logra una jerarquía en los claustros y honra a todas las instituciones y profesionales que hace años trabajamos en esto y por esto.
Es una circunstancia de agradecimiento y celebración porque, legitimar estas tareas -que se realizan profesionalmente en muchísimos puntos no muy coordinados de todo el país- es un gesto de apertura indispensable. Tenemos un territorio con gran mayoría de niños y jóvenes pobres e indigentes que podrían encontrar en los libros alimentos para formar sus conciencias y acceder a la esperanza.
Juan Gelman, al recibir el Premio Cervantes de Poesía, recuerda a Hölderling, quien se preguntaba, en tiempos de penurias, “¿Para qué poetas?” Y expresa Gelman: “Qué hubiera dicho hoy (Hölderling) en un mundo en el que cada tres segundos y medio un niño menor de cinco años muere de enfermedades curables, de hambre y pobreza.”
Pues —diremos nosotros—, poetas para ver la vida de otra forma, para alimentar conciencias, para acceder a la esperanza.
Es una circunstancia de agradecimiento y celebración porque sé que detrás de la gestión de este título que hoy se me otorga están Instituciones y grupos de personas que, tesoneramente y desde hace años, persiguen los mismos objetivos para con la infancia: nutrir el espacio poético y el imaginario de cada niño, de cada familia, de cada comunidad, por pequeña que sea, a sabiendas de que eso es construir un verdadero capital con apuestas a largo plazo para toda la sociedad. Este Doctorado nos involucra a todos. Es una ocasión iniciática y que no dudamos puede producir transformaciones. Estamos hablando de un trabajo de hormigas, de muchos granos de arena, en un país en el que sabemos que los libros no llegan generosamente a mano de los lectores. La sociedad, y más aún sus sectores carentes, pueden, desde el deseo incentivado, encontrar en los libros el lugar para el disfrute, el conocimiento y la adquisición de conciencia. Por eso es importante fijar la mirada en niños y jóvenes.
Vengo de un padre extranjero, ebanista, que tallaba la madera. Mientras tallaba, solía decirme: “¿Ves?, lo lindo es lo que va quedando cuando uno saca”. Y la madera olorosa tomaba formas en sus manos. Noción que más de una vez encontré entre los poetas y sus trabajos con la palabra y se me hizo carne.
Mi padre, a su vez, venía de un padre campesino analfabeto que castigaba a su hijo porque leía libros como “Sin familia” de Héctor Malot, cuando llevaba a pastar a la vaca, la fortuna de la familia. No era fácil permitir que un hijo entrara a la cultura letrada y tomara distancia de su propio estrato social.
Vengo también de una madre que tejía con hilos, cosía y bordaba. Me enseñó aquello de la paciencia, de las normas para poder crear, de los distintos puntos y de no dejar enredar los hilos. Como las mujeres de clase media del final de los 30, ella leía novelas sentimentales, revistas y cuanto novelón se le cruzara. Mi padre la llevó luego a la lectura de folletines y de clásicos. En nuestra casa la biblioteca estaba en la cocina y el diccionario tenía olor a sopa.
En este momento soy vocera de aquella muchacha que, quizás, atravesando el ojo de la aguja, dejó todo lo conocido y llegó a Córdoba en 1955 para ir a la Facultad de “La calle Ancha” como se le decía a la Avenida General Paz por aquella época. Esta vocera le dicta palabras a la persona que hoy amenaza con desgranar un discurso que no tiene mucho que ver con las academias.
La muchacha que fui viene de los hilos y la madera, de las novelas radiales, del cine que proyectaba los llamados “episodios” en el pueblo, junto a las primeras películas en colores; viene de la Historia Sagrada y el catecismo, de fuertes relatos orales de inmigrantes y lugareños y de historias de otros países añorados y leyendas o mitos del Litoral; de la música, el carnaval, el circo, de los dichos de los pescadores, de los juegos en la arena, de la pintura conocida a través de revistas de los años 40, de las hablas propias del Litoral y de los extranjeros, de los aborígenes, de los chicos, del habla de Córdoba.
Vengo de los cuentos de hadas, de Mark Twain, Pinocho, las Mil y una noches, Alicia, Carlos Dickens, el príncipe Valiente ilustrado por Harold Foster, La Divina Comedia, ilustrada por Doré, Horacio Quiroga, y la constelación de textos mezclados que me proporcionaron la Biblioteca Popular y la Escolar de la Escuela Normal de mi pueblo.
Vengo de esta Casa en la que obtuve conocimientos, sistematicé y también transgredí. En la que me sentí orientada , desorientada y a la vez contenida por las figuras de profesores como Adolfo Prieto, Luis Prieto y Noé Jitrik entre otros. Y fui alimentada por las generosas bibliotecas de mis compañeros Luis Mario Schneider, Alfredo Paiva, Toto Schmucker, Chicha Palacios, Raúl Dorra.
Fui ayudada muchas veces por bibliotecarias de la Facultad de Letras que aún recuerdo.
Vengo de resistir a través de la palabra, de los desconciertos religiosos, políticos y sociales, de la diáspora. De la dictadura militar que cerró vidas e Instituciones, que prohibió libros. Entre ellos, “La torre de cubos”, mi primer libro para niños “por exceso de imaginación” entre otros argumentos utilizados.
Vengo de la compañía de muchos profesionales de todas las artes, de colegas y alumnos y de la presencia fuerte y creativa de Gustavo Roldán, compañero de vida y profesión. Y también de nuestros hijos que andan por esas rutas.
Yen los momentos aciagos fui defendida por mosqueteros, poetas, canciones de cuna. Italo Calvino, Ray Bradbury, Katherine Mansfield, Walt Whitman, Juan L. Ortiz, Antonio Machado y tantos otros me susurraron sus palabras y el Cantar de los Cantares me hizo saber del amor a través de Fray Luis de León.
Desde este lugar de agradecimiento, aquella muchacha me dice que la palabra es un gran capital para el ser humano. La palabra que sale de un reservorio profundo, personal, privadísimo. De nuestro espacio poético que va creciendo alimentado por la vida toda, por otras palabras, por nuestros pensamientos, emociones y nuestros lazos con los demás. La infancia de cada persona es un lugar inagotable de misterio, de juego y de drama. Allí es donde se modela la vida.
Voy a retomar una urdimbre de textos que fueron, entre otros, el piso de mis vivencias infantiles y también el de miles de personas como yo. Urdimbre que se convirtió en trabajo hace unos años, que me expresó ampliamente y que ayudó a expresarse a quienes estaban a mi alrededor. Invito a quienes me escuchan a dejarse llevar por el hilo para pasar del otro lado del ojo de la aguja.
Había una vez el va y el ven, el va y ven, el vaivén, de un arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón. Duerme, duerme negrito, que tu mama está en el campo, trabajando, duramente trabajando. Ay que viene el coco a comerse a los niños que duermen poco. Noni noni noni, mm, mm, mm, scht, scht, scht…
Un día el arrorró mi niño hizo tortita de manteca, para mamá que le da la teta, tortita de cebada, para papá que no le da nada .Y entonces, éste cazó un pajarito, éste lo desplumó y este pícaro se lo comió.
Y siempre el tilín tilín, el chas, el broom, el guau, el pío, el cocó, el tolón, el ¿QUÉ?... Eto, eto, ¡cá tá! Y entonces vino un gato que tenía calzón de trapo y la cabeza al revés, ¿Querés que te lo cuente otra vez? No me digas sí porque los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor, y aquel mocito de enfrente me tiene loca de amor. No me digas no porque a Juancito de Juan Moreyra hay que darle la escupidera, que anoche comió una pera y le vino una cursiadera. Todo porque Cenicienta quería ir al baile del príncipe y la madrastra no la dejaba.
Mientras tanto, Blancanieves vivía en el bosque con sus siete enanos. Y siempre, el chunga chunga, el crak, el ring, el blablablá. Y diostesalveMarí a... ElfrutodetuvientreJ esús. (¿Qué es tesalve? ¿Qué es tuvientreJesú s?).
Y entonces, un día, ALA, A-LA, A-L-A, A-LA, ALA.
Alas para la gallina turuleca que sentada en el verde limón, con el pico cortaba la rama, con la rama cortaba la flor. Pero cuando los cinco patitos se fueron a bañar, escucharon: febo asoma, sordos ruidos oír se dejan tras los muros del histórico convento (¿Qué ruidos hacen los sordos detrás de los muros?) Bum burumbum, pam papám.
Bum burumbúm, pam papám, viene la murga. Yo por vos me rompo todo, y te vengo a saludar, y a decirte que el gobierno, de hambre nos va a matar. Bum burumbúm, pam papám. Mamá eu quero, mamá eu quero mamá.
—¿Qué gusto tiene la sal? -preguntó Hansel a Gretel con la boca llena de casita de chocolate.
—¡Salado! –contestó Pinocho mientras se tiraba al mar desde la boca de la ballena, llevándose a Gepetto al hombro.
La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?, los suspiros se escapan de su boca de fresa.
—Este año, sin regalos, no va a parecernos que estamos en Navidad –dijo Jo con disgusto.
—A mí no me parece justo que algunas tengan tantas cosas bonitas mientras que otras no tienen nada –añadió Amy.
—Tenemos a mamá, a papá y nos tenemos las unas a las otras –dijo Beth.
—¡Esta familia es una cooperativa! –comentó Mafalda, mientras Susanita declaraba que las casas tienen que ser como la del hornero, que tiene sala y tiene alcoba, y aunque en ella no hay escoba, limpia está con todo esmero.
Pero: Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Todo de angaú nomás. Por eso Malena tiene pena de bandoneón: todos los viernes el amado se le convierte en lobizón. Se no é vero, é ben trovatto.
Y así fue como la luna vino a la fragua con su polizón de nardos. Los flamencos bailaban y bailaban con sus medias coloradas, blancas y negras. Y despertaron a Alicia que venía del país de las maravillas, y allí estaba Batman, esperándola.
-Bésame –cantó-. Bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez. Se callaron las luces, se encendieron los grillos, y una música los abrazó. Era Lisa Simpson en un solo de saxo.
Y colorín colorado, seguramente este cuento no se ha terminado.
Ahora hemos pasado hacia el otro lado del ojo de la aguja, y estamos unidos por los hilos de tantos textos guardados y que pugnan por salir. Hago una nueva invitación desde este clima compartido a formularnos algunas preguntas: ¿hay lugar en nuestras vidas para todo esto? ¿Les hacemos lugar en nuestras profesiones de personas que trabajamos con las palabras? ¿Tienen lugar en la currícula institucional de la Universidad la Literatura para niños y la formación del lector y el escritor, de forma permanente? Cito a María Saleme que se preguntaba: “¿Por qué cuando insistimos en la búsqueda de un saber cierto olvidamos de incorporar saberes que no encajan en los moldes académicos clásicos? ¿Será porque fueron silenciados o porque no se someten a las reglas del buen orden del orden que exime de saber lo que se sabe?”
Recordé tantas cosas. Por ejemplo, la prudente distancia que tomaban mis pares cuando yo me ocupaba de escribir cuentos para chicos. ¿Porqué “para chicos” pudiendo continuar con la escritura “para grandes”? O la condescendencia: Bueno, hacélo, pero conste que estás dejando de lado mejores destinos.
Reconozcamos que siempre la literatura para niños tuvo mala prensa, quizás con sobradas razones: la restringida noción de infancia, la permanente actitud pedagógica, la escolarizació n que recorta todo arte para que pueda entrar a la escuela. Y esa fue la parte del mundo que uno, sin darse cuenta, se propuso cambiar, creyendo que hacía otras cosas. Era el reconocimiento de la existencia del otro lado del ojo de la aguja y sus posibilidades.
Desde las palabras de infancia, se podían decir otras cosas a los niños y alimentar así sus propios espacios poéticos, despertarles el deseo.
Pero un buen día también se dio a mi alrededor la generosidad y el contagio, la curiosidad de quienes se asomaron a esa escritura que tenía -para ellos- un poco de tonto y quizás mucho de inquietante, de revulsivo. Y se fueron quedando prendidos. Mis cuentos para chicos terminaron incorporados a las largas discusiones de aquellas épocas que en definitiva fueron eficaces y luminosos talleres entre amigos. Eso me ayudó. Y tuvo que ver con un espacio no convencional dentro de la Universidad. Por los márgenes. Pero sea por donde sea, cuando se abordan en serio estos temas, no se puede negar la fascinación que ejercen, la fuerza fundante que tienen.
En resumen: elegí algunas ideas como mi cuota de granos de arena que puede ser aportada en función de la ampliación del espacio que la literatura Infantil se merece. Quiero aclarar que hablo desde el deseo, quizás desde la utopía, desde la escritora que reflexiona sobre su práctica. Recordar hoy a los Seminarios Taller de Literatura Infantil y Juvenil que se realizaron del 69 al 71 en Extensión Universitaria de la Universidad de Córdoba, significa para mí y para muchos de los que participamos en ese ámbito, el reconocimiento de uno de los puntos de partida que marcaron nuestras actividades y profesiones. Y creo que mucha gente joven está recibiendo hoy algo de aquellos beneficios.
Los saberes sobre Literatura para chicos encontraron en los Seminarios el espacio y el aliento para crecer en el marco de Córdoba, de una Córdoba muy especial caracterizada por tener un medio rico y activo y también voces que, desde la cultura en general, otras disciplinas creativas, o el estudio, abonaron el terreno para fuertes cambios.
En ese medio surge como posible la idea del Seminario, desde Malicha Leguizamón y otras personas, que venían preocupadas por el tema. Mediante la Secretaría de Extensión Universitaria y los buenos oficios de Lucía Robledo, maga de organizaciones culturales, se concretaron estos eficaces ámbitos de intercambio y debate que rindieron sus frutos para todo el país. Permiso, lugar, consenso para abordar una disciplina que hasta el día de hoy no tuvo entrada a las Universidades por la puerta grande. Sí, en seminarios optativos, congresos, encuentros, posgrados, complementos para otras carreras. Pero no su cátedra, su foro autónomo y permanente.
Los logros se apoyaron en gestiones de personas, no en la legitimación curricular de alguna carrera.
Recuerdo la experiencia del Taller total de Teatro que realizamos en la Escuela de Artes en 1974. No creo que sea casual este monto de experiencias que hoy acude a mi memoria y abre la puerta a puntos de vista muy interesantes sobre el tema del arte, el artista y la creatividad. Allí, además de centrar el eje en el estudio, se trabajó con los mecanismos creativos y la metodología de taller, donde se trataba de tener en cuenta el desarrollo de los estudiantes como artistas y como constructores de sus conocimientos.
Si vamos a hablar de un posible espacio dentro la universidad para la Literatura infantil, a mí me interesaría incluir de manera importante el espacio para la formación del escritor, de un escritor que tiene una relación muy particular y muy directa con su público.
Me parece fundamental el espacio del artista en el ámbito de la literatura (y en todas las artes), que vaya más allá de ser el lugar en el que se adquieren las técnicas. Quizás me hayan reafirmado en esta convicción los años de trabajo en taller, propiciando el desarrollo de las disponibilidades de las personas para que pudieran modular su palabra más auténtica. Quizás mis experiencias con la gente del interior del país. Quizás también la lucha permanente con los prejuicios y miedos en relación a la escritura para los chicos. El constante machacar sobre la necesidad de la formación de un gusto amplio, conectado con las otras artes, de un gusto que no se quedara en el gineceo, ni en una voz escolar, ni en la mirada pedagógica -tanto liberadora como conductista- , pero siempre unívoca.
Esto incluiría –dentro del espacio imaginario y utópico de la literatura infantil en la Universidad con el que muchos soñamos- el trabajo sobre el conocimiento del género y sus aledaños, la búsqueda de una noción de infancia, el desarrollo de la actitud crítica y la investigación como tradicionalmente la Universidad lo plantea, los espacios para la creatividad y la escritura. Y además, seguramente, la interdisciplina.
Pero voy a hacer hincapié en abrir un ámbito para quienes se interesan por la escritura y la lectura. Para el artista que explora y muestra permanentemente, busca con culpa porque siempre piensa -sobre todo si escribe para chicos- que está transgrediendo algún canon. El artista puede mostrar cosas que a otros les daría miedo expresar. Como creadores tenemos que insertarnos en una tradición, en una red y a la vez, ayudar a seguir construyendo esa red.
Eso genera un conflicto con respecto a la búsqueda de lo nuevo. El artista generalmente busca para sorprenderse. Luis Felipe Noé, gran plástico, tiene en su libro La antiestética una línea de pensamiento que me ayudó mucho a incorporar como objeto de trabajo la angustia que provoca el caos creativo propio y ajeno. A través de su lectura pude comprender que cuando empezamos a crear mundos imaginarios, nada es tan prolijo. Entramos en un estado de caos que produce desasosiego o por lo menos nos hace sentir cosas oscuras. Entonces es bueno lograr ese espacio para que el artista realmente busque, explore, experimente con sus culpas y transgresiones, pero salga victorioso. El artista es el que agranda las fronteras, el que hace que dentro del lenguaje las palabras amplíen sus significados, y en el caso de la literatura para los chicos se amplíe también la noción que tenemos de nosotros mismos y de los demás.
Me alienta a pensar en esa posibilidad la presencia de instituciones y profesionales que comparten el deseo de optimizar el diálogo que se da desde el libro, con niños y jóvenes. Así lo demuestran con sus trabajos permanentes, Asociaciones de Literatura Infantil y Juvenil, de Promoción de la Lectura, de Narradores de cuentos, de ilustradores, bibliotecarios, revistas, editores y libreros que se juegan por los libros para niños.
Tanto los que estamos interesados en la Literatura infantil fuera de la Universidad, como quienes están dentro, somos fuerzas caminando y creo que cada una de estas fuerzas tiene que dar un paso hacia la otra.
María Saleme se hacía esta pregunta en su libro Decires: "¿Qué esperamos de este siglo tan apelado?" Y contesta: "Claridad sobre las intenciones de aquellos que saben de todo y pueden más que todos pues nos asiste una evidencia: el punto crucial de la salud del ser humano es conservar la conciencia de que se pertenece, que se sabe quién es".
Quizás ahora pueda resumir mi comunicación en tres deseos, como en los cuentos:
Primero: Que haya un lugar curricular en la Universidad para los que escriben, estudian y difunden literatura para los niños. Este hecho significaría una gran apertura: incorpora a los niños, rompe el círculo, implica otros públicos y otros sistemas de relación en espacios en los que la necesidad de comunicación está presente de una manera distinta. Cuando llega un chico a casa el mundo completa su sentido.
Segundo: Que la Universidad forme lectores que disfruten y se apasionen aún leyendo lo que no les gusta, que se piense sobre los libros sin perder la capacidad de sorprenderse y disfrutarlos.
Tercero: Que la Universidad cree avales y legitimaciones para los libros infantiles, diferentes de los que crea el mercado e intervenga en las políticas de encuentro entre los niños y la literatura.
Todo esto para que no perdamos el estado de alerta ni la capacidad de ver lo obvio. Para que podamos desarrollar estrategias frente a tanta avalancha de degradaciones en nuestra sociedad. Y concretamente en Literatura, para diferenciar Barbis, Disneys y cuentos escritos por “famosos” de la farándula. Para que podamos discernir y encontrar el justo lugar de nuestro objeto. Y para no perder de vista que la gran mayoría de nuestros chicos ni siquiera tienen acceso a la literatura que se escribe para ellos. Por todo esto sería un alivio poder mirar frecuentemente, cada cual desde su tarea, hacia el otro lado del ojo de la aguja.
Laura Devetach
19 de noviembre del 2008

A los 90 años, cumplió el sueño de ser bachiller

Dejó por motivos económicos a los 17. Retomó en 1992 y en abril rindió su última materia, Matemática.
Cuando don Humberto Domínguez tenía 17 años de edad, decidió no seguir el secundario, por una causa noble. Su madre, doña María Angela Ferreira (que ya había enviudado), lo había elegido a él, y no a Emma su hermana mayor, para que termine el bachillerato. Esto implicaba que el joven viaje a Salta desde la Finca Santa Rita (Jujuy), para estudiar en el Colegio Nacional, donde lo tenía como profesor, nada más y nada menos, que a Juan Carlos Dávalos, el ilustre poeta salteño.Antes de la partida de su hermano, Emma, recién recibida de bachiller, no paró de llorar durante toda la noche: "Cuando me levanté, le pedí a mamá, que sea Emma la que se vaya. Yo podía esperar". Emma, falleció hace dos años, a los 92. Y siempre le agradeció el gesto a Humberto porque ella llegó a ser la primera farmacéutica matriculada del norte argentino. Hasta aquí, pasaron 26.700 días (uno más, uno menos), y muchas cosas en la vida de don Humberto, y de aquella decisión. En 1956 conoce a Karolina Konawal quien le da dos hijas, Josefina y Sonia, médica y maestra respectivamente. Con una victrola y por correspondencia, estudió inglés. Desde Buenos Aires, les enviaban unos discos de pasta con las clases. Así, llegó a ser profesor en un colegio de la localidad jujeña de Yuto. "Como no había energía eléctrica en la finca, estudiaba con velas. Cuando me cansaba, ponía valses en la victrola y bailaba con mis hijas", cuenta él. Al fallecer su madre, Humberto se hizo cargo de la Finca Santa Rita. En 1a década del 70', con la llegada de Perón a la Argentina, es nombrado intendente de la Municipalidad de Yuto (Jujuy), el pueblo donde iba a vender sus quesos de cabra. En 1988 se jubiló como Secretario de Gobierno de esa comuna, con un haber que no alcanza los 800 pesos. En 1992, don Humberto y su esposa vivían en Salta. "Y para no estar de ocioso", decidió terminar el bachillerato "porque leí en el diario que había un curso a distancia. Como yo había estudiado inglés, electricidad y parapsicología por correspondencia, me dije le meto, total." lo recuerda con una sonrisa.Así, su hija Josefina, lo inscribió en el Sistema Modular de Educación a Distancia (SIMAD) dependiente del Ministerio de Educación de Salta. "El programa contenía 12 materias. Con la compañía de mamá que le cebaba mate y estaba ahí al lado de él, ese año metió once materias y le quedó matemáticas" dice la doctora Josefina: "es que no entendía las ecuaciones y deje todo" lo confiesa el flamante egresado.Hace cinco años, él enviudó. Y cuando todo parecía estar en el olvido, durante un almuerzo en marzo de este año, Josefina le recriminó a sus hijos Carlos y Mariana, el porqué se llevaron a rendir materias: "Háganle caso a mamita. Estudien, sean algo en la vida", alcanzó a decir el abuelo a sus nietos. "¿Quien habla? Deberías darles el ejemplo" le retrucó Josefina. A los postres, don Humberto pidió un profesor.Al día siguiente, el profesor de matemáticas, Eduardo Robador, inició las prácticas. Veinte días después, en la primera semana de abril, se solicitó mesa en el SIMAD. "Cuando llegamos con papá, y por su hipoacusia (sordera), lo sentamos adelante y le digo en broma: 'es para que no copies a tus compañeros'. Eran muchos, y todos adultos pero que no llegaban a los cuarenta años. Al término del examen, todos nos sorprendimos porque lo aprobó con un diez", concluye Josefina.

MeGlobe - Charla con cualquiera sin importar el idioma

por Alfonso Miranda
Muchas veces el idioma es una gran barrera para poder comunicarnos con gente de todo el mundo, y por eso se agradecen soluciones como la que hoy os presentamos.
Se trata de MeGlobe, un cliente de mensajería realizado en flash que nos permitirá hablar con gente de todo el mundo sin necesidad de conocer su idioma. ¿Y cómo se consigue ésto?
Pues al registrarnos definiremos que idioma usamos, así como todos los usuarios, con lo que al hablar con cualquier persona de cualquier parte del mundo con cualquier lenguaje, el mensaje nos llegará traducido al nuestro, y nuestros mensajes llegarán traducidos al lenguaje de nuestro interlocutor, y todo de forma instantánea.

Aunque nos llegue traducido, también podremos ver la frase en su lenguaje original, con lo que a parte de poder entendernos, este servicio nos servirá para poder aprender otro idioma, algo que seguro que terminaremos agradeciendo.
Todo funciona vía web con lo que no necesitamos instalar nada en nuestro equipo, el único requerimiento es registrarnos en la web e ir añadiendo a nuestros contactos.
Al ser una traducción al momento no es para nada perfecta pero será lo suficientemente buena para entender lo que nos dicen, y siempre le podemos echar un poquito de imaginación.

19 nov 2008

Nuevo estadio de la comunicación

Nuestro lenguaje se ha acostumbrado rápidamente al uso de términos que resultan difíciles de explicar. ¿Se preguntó alguna vez qué hay en un byte? ¿Y sobre la web 2.0? Lo concreto es que el uso de nuevas tecnologías de información y comunicación es un fenómeno social que modifica nuestra vida cotidiana, la cultura y las relaciones de poder.

Por Silvana Comba y Edgardo Toledo *

Hoy asistimos a un nuevo estadio en las formas y la construcción de modos de comunicación. De los artefactos de comunicación a distancia –desde el telégrafo hasta el satélite– que nos devuelven una oralidad secundaria, posescritural a las tecnologías de la memoria, se suman las de la inteligencia. El uso de Internet genera nuevos ámbitos perceptivos, culturas diferentes y atmósferas particulares. Las distintas aplicaciones de la web (chats, foros, blogs, wikis, redes sociales como Facebook y Myspace; Youtube, Twitter) traen aparejadas modificaciones en el alcance, el tipo y la forma de interacción y, a la vez, renovadas capacidades productivas. El uso de estas tecnologías, cada vez más intensivo y diversificado –en los ámbitos del trabajo, la educación, la diversión, el ocio, las relaciones con amigos, colegas y familiares– es un fenómeno social que no podemos pensar fuera de este particular contexto histórico-cultural.

En pocos años, los múltiples dispositivos mejoraron y potenciaron lo que ya veníamos haciendo con otras herramientas. Un solo ejemplo: antes enviábamos cartas, hoy mails y SMS. Los modos de hacer, los usos sociales, siempre remiten a una categoría totalizadora como la de cultura; se establecen a través de la experiencia, de los discursos circulantes en el boca a boca, de los saberes de los circuitos informales que corresponden al hacer cotidiano. Se generan, así, hábitos que promueven gustos, esquemas operacionales, maneras de hacer, de pensar; un estilo de inventiva técnica y de adecuación a las necesidades. Y si no, pensemos qué hicimos en estos últimos años con el celular, convertido ahora en una herramienta multipropósito.

Hasta hace poco, la web había sido un lugar al cual recurríamos principalmente para buscar información. En un período no muy largo –y propiciado por la difusión de la banda ancha– los usuarios pasamos de ser sólo lectores-consumidores de información a producir contenidos. Y lo hacemos conformando comunidades virtuales que promueven la inteligencia colectiva. En el 2004, O’Reilly usó por primera vez el término web 2.0 para referirse a una segunda generación de web basada en comunidades de usuarios y una gama especial de servicios, como las redes sociales, los blogs, los wikis o las folcsonomías, que fomentan la colaboración y el intercambio ágil de información entre los usuarios. Durante un discurso en la Universidad de Berkeley, O’Reilly sentenció: “Una verdadera aplicación web 2.0 es una que mejora mientras más personas la usan. Por eso, el corazón verdadero de la web 2.0 es la capacidad de aprovechar la inteligencia colectiva”. El uso de estas aplicaciones está transformando el acceso, diseño, organización e intercambio de información. La web va adquiriendo nuevas características como la presencia de información más descentralizada, amplia diversidad de contenidos administrados por usuarios que no necesitan grandes conocimientos de informática, información en permanente cambio, softwares gratuitos y comunidades que comparten y distribuyen conocimientos.

Lo que esta nueva web está transformando, sin lugar a dudas, es el modo de promocionar el consumo de bienes simbólicos y materiales y, en consecuencia, el modelo de negocio. Hace unas semanas, el dúo panameño de reggaetón Wisin y Yandel llenó dos Luna Park sin publicidad ni demasiada difusión en medios masivos. Para que en nuestro país se convirtieran en un fenómeno musical/cultural para adolescentes, sólo les bastó aprovechar la dinámica comunicacional de Internet: Myspace, Youtube, blogs, etc. (http://www.wisinyandelpr.com). Lost, la serie estadounidense, trascendió lo popular que ya era en su país y se convirtió en un fenómeno de consumo global porque millones de usuarios subían/bajaban de la red los capítulos subtitulados por la comunidad a poco de su emisión en la cadena ABC. Y no sólo eso, también crearon un sinnúmero de comunidades virtuales de seguidores que discutían las distintas tramas y los fenómenos sobrenaturales y mitológicos a través de foros y blogs.

Todo un fenómeno comunicacional que se traduce en nuevas formas de poder social y nuevos medios para la acción colectiva en el momento justo y en el lugar adecuado. Porque en una revolución tecnológica todas las instituciones, de manera y en grados distintos, participan en el cambio y, por ende, dan respuestas a las innovaciones y los desafíos que plantean esas tecnologías en la comunidad.

* Docentes e investigadores de la Carrera de Comunicación Social, Universidad Nacional de Rosario.

Haga reposo y lea veinte páginas cada seis horas



Para los adeptos a la biblioterapia, los libros pueden ser santo remedio
Poner la mesa, pero solamente con libros, no sólo sería una dieta eficaz, sino una cura natural contra el estrés de la vida diaria. La biblioterapia, una ciencia beneficiosa y natural, sugiere alimentarse simplemente de buenas lecturas, para curar varios malestares.

La biblioterapia tiene su origen en la antigüedad, cuando se la incluía entre los preceptos para llevar una vida saludable. En el antiguo Egipto, en las entradas de las bibliotecas de los faraones se leía la expresión Sanatorio del alma, mientras que el romano Cornelius Celsus recomendaba la lectura de los grandes oradores como procedimiento terapéutico. Y los griegos también consideraban los libros un verdadero tratamiento médico, una medicina del alma.

Hoy, la biblioterapia no es una práctica muy común entre los médicos. Medicinas más duras y potentes ganan sobre el uso de esta técnica. Sin embargo, hay varios terapeutas que prescriben libros para curar algunos disturbios leves, pero difusos, y prescriben libros temáticos para ayudar a sus pacientes a encontrar estímulos para superar determinados obstáculos.

Instrumento de autoayuda
El tratamiento consiste simplemente en leer, como instrumento de autoayuda, de conciencia de uno mismo en situaciones psicológicas y sociales difíciles. "Recetar un libro ayuda a quien sufre a reflexionar sobre sí mismo, a enfrentarse, a potenciar sus capacidades y emociones", explica la psicóloga italiana Rosa Mininno, creadora de un sitio de Internet, www.biblioterapia.it, enteramente dedicado a esta ciencia, donde el libro es una herramienta de promoción de la salud y del bienestar personal y colectivo, un instrumento de terapia.

Hay dos clases de tratamiento: la biblioterapia clínica, dirigida a las personas con serios problemas de comportamiento social, emocional y moral, que se aplica en instituciones de salud mental, bajo la supervisión de psicoterapeutas, médicos y bibliotecarios. Y otra, más simple, para el uso y desarrollo individual, que es un apoyo literario personalizado y que tiene un carácter preventivo y correctivo. El objetivo es solucionar y prevenir aquellos problemas que podrían surgir en la vida diaria.

La persona que se somete a la biblioterapia generalmente tiene acceso a dos tipos de literatura: de ficción y didáctica. "Las novelas clásicas son minas preciosas, donde cada uno puede encontrar la nota justa para su corazón", explica Mininno.

El libro se trasforma en otro lugar compartido por el paciente y el terapeuta. En las clínicas, la biblioterapia se utiliza por tratar leves trastornos de ansiedad, alimentarios, sexuales, depresión. Es cierto que los libros estimulan la atención, la reflexión, los aspectos cognitivos y emocionales.

Un buen diagnóstico
El libro, cuanto más simple, mejor se adapta a la biblioterapia. Por esta razón es muy eficaz para ayudar a niños y adolescentes a superar momentos transitorios complicados. El bibliotecario se convierte entonces en un biblioterapeuta, que puede ser cualquiera de los profesionales que actúan conjuntamente en este programa. Es el que prescribe un material bibliográfico específico, para solucionar los problemas personales, pero también debe poseer algunas calificaciones: una comprensión profunda de la naturaleza psicológica del problema que se está tratando, la del contenido del libro prescripto, capacidad para formular hipótesis sobre el impacto que este material tendrá en la solución del problema.

Palabra de roedor
"Scott Fitzgerald es tal vez más agridulce que D. H. Lawrence", dice la rata Firmin al comer páginas enteras de libros en un sótano de una librería de Boston, con las que no sólo alimenta el estómago, sino su cerebro.

Firmin es el título y el nombre del protagonista de la primera y exitosa novela del filósofo americano Sam Savage, en la que el roedor aprende a leer al alimentarse de las grandes novelas.

"Al principio me limitaba a comer, royendo y masticando tan feliz, siguiendo los dictados de mi gusto. Pero pronto empecé a leer, un poco por aquí, otro poco por allí? Y según transcurría el tiempo fui leyendo más y masticando menos, para terminar pasándome todas las horas de vigilia leyendo y comiendo sólo los márgenes", dice la rata de esta fábula ingeniosa que enseña sobre los poderes redentores, transformadores, prodigiosos y curadores de la literatura.

Sin embargo, esta rata, culta y solitaria, con un hambre insaciable por los libros, refleja nuestra condición humana, a veces mejorable con la simple ayuda de un buen libro.

" Comer libros, entonces, puede ser un medio efectivo para el cambio de comportamiento. Según los adeptos, la biblioterapia es una forma de mostrar que la lectura puede transformarse en un medio para el encuentro con uno mismo y para la obtención de beneficios, no sólo culturales.

Lo que es cierto es que leer un libro ayuda a crecer.

Ginevra Visconti

Ya viene la gran biblioteca cultural digital Europeana





por Alexander Schek (Mr.Chips)




A partir del 20 de noviembre, vas a tener acceso totalmente gratuito a más de dos millones de objetos culturales digitalizados con una detallada descripción en 21 idiomas. Este gran proyecto cultural se llama: Europeana.
Esta alianza entre la tecnologías de Internet y el mundo de la cultura, se produce gracias a la colaboración entre cientos de instituciones culturales de la Unión Europea.

Francia, es el mayor contribuyente de esta exposición virtual, con el 52% de las obras expuestas.

Hasta el momento sólo el 1% del contenido de las bibliotecas nacionales europeas están digitalizadas. Los organizadores del proyecto esperan que para el año 2012 aumente a un 4%.

La Maldición de Malinche





La conquista de México


Las armas de fuego y los caballos que usaban los hombres de Cortés atemorizaron a las primeras tribus con las que los españoles entraron en contacto. Una de ellas, la de los tlaxcaltecas -pueblo que había sido sometido por el imperio azteca y debía entregarle fuertes tributos-, se alió con las tropas invasoras. El avance de los españoles se vio favorecido por el descontento existente entre los dominados por los aztecas. El emperador Moctezuma envió embajadores ante Cortés con obsequios de oro y plata para que desistiera de seguir avanzando. Pero esto no hizo más que aumentar la codicia de los españoles. La llegada de Cortés en 1519 a la capital azteca, Tenochtitlán, fue pacífica. Los aborígenes los recibieron creyendo que podían ser enviados del dios Quetzalcoátl, pero Cortés tomó prisionero a Moctezuma. Poco tiempo después, la matanza de numerosos miembros de la nobleza azteca que realizaron los españoles en el Templo Mayor provocó la sublevación del pueblo, liderado por Cuauhtémoc. Los españoles fueron sitiados y Cortés obligó a Moctezuma a hablar con su pueblo para detener el ataque. Pero la lluvia de flechas y piedras que lanzaban los guerreros aztecas hirieron de muerte al propio Moctezuma y Cortés se dispuso a huir. En la llamada noche triste, los españoles que huían fueron apuñalados y sólo un pocos -entre ellos, Cortés- lograron escapar con los tesoros obtenidos. Luego las tropas españolas se reorganizaron y, con el apoyo de los tlaxCaltecas, aplastaron sangrientamente la resistencia de los aztecas en Tenochtitlán. Una vez sometida toda la región, el rey Carlos V recompensó al conquistador con tierras y riquezas y nombró a Cortés Gobernador y Capitán General de Nueva España, como se denominó al territorio azteca. A partir de entonces, México se convirtió en uno de los centros del imperio español en América.
Publicado en: www.portalplanetasedna.com.ar

Malinche fue la hija de un cacique mexicano entregada a Cortés como esclava. Ella hablaba la lengua nahuatl, de los aztecas, y la maya. Entre los españoles había un sacerdote que había vivido algunos años con un pueblo de lengua maya. Malinche traducía de la lengua azteca a la maya y luego el sacerdote traducía del maya al español. la colaboración de Malinche con los conquistadores de su pueblo dio lugar a una leyenda conocida como La maldición de Malinche, popularizada en una canción mexicana actual que dice:

Del mar los vieron llegar
mis hermanos emplumados
eran los hombres barbados
de la profecía esperada.

Se oyó la voz del monarca
de que el Dios había llegado
y les abrimos la puerta
por temor a lo ignorado.

Iban montados en bestias
como demonios del mal
iban con fuego en las manos
y cubiertos de metal.

Sólo el valor de unos cuántos
les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre
se llenaron de vergüenza.

Porque los dioses ni comen,
ni gozan con lo robado
y cuando nos dimos cuenta
ya todo estaba acabado.

En ese error entregamos
la grandeza del pasado
y en ese error nos quedamos
trescientos años esclavos.

Se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura
nuestro pan, nuestro dinero.

Y les seguimos cambiando
oro por cuentas de vidrio
y damos nuestra riqueza
por sus espejos con brillo.

Hoy en pleno siglo XX
nos siguen llegando rubios
y les abrimos la casa
y los llamamos amigos.

Pero si llega cansado
un indio de andar la sierra
lo humillamos y lo vemos
como extraño por su tierra.

Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.

¡Oh, Maldición de Malinche!
¡Enfermedad del presente!
¿Cuándo dejarás mi tierra?
¿Cuándo harás libre a mi gente?

Gabino Palomares



I Resumen de su vida
La Malinche, Malinalli, Malintzin y doña Marina; esos nombres refieren a la mujer que nació c. 1505 en una familia azteca, de cuna noble. La fecha y localización exactas de su nacimiento no son ciertas por la falta de no tener archivos exactos. Tampoco son ciertas las circunstancias de su vida antes de llegar los españoles. Según Castillo, el autor del famoso libro, La verdadera historia de la conquista de México, su padre era un cacique, pero falleció cuando la niña era joven. Luego, su madre se casó con otro cacique y dio a luz a un niño. Para que el varón obtuviera el puesto de poder en la familia, su madre dijo que Malinalli había muerto y la envió, calladamente, afuera del pueblo para ser esclava. Eventualmente, Malinalli se encontró en Tabasco, esclava de un cacique. En el año 1519, Cortés llegó a Veracruz, y Malinalli fue parte de un grupo de veinte mujeres regaladas a él. Éste es el punto Cuando Cortés recibió las mujeres, le dio Malinalli a su capitán, Alonzo Hernando Puertocarrero; pero después, Malinalli se quedaría al lado de Cortés. Fue bautizada y obtuvo el nombre de doña Marina. Como traductora, Malinalli ayudaba a Cortés porque sabía las lenguas maya y náhuatl; al mismo tiempo, aprendía el español rápidamente. Como aconsejadora, avisaba a Cortés en los costumbres de los aztecas. Como amante, Doña Marina dio a luz a un niño que se llamó Martín, el hijo de Cortés. Después de la Conquista de México, Malinalli acompañó a Cortés a Hibueras, donde se encontró a su familia y perdonó a su madre por lo que hizo. Luego, se casó con Juan Jaramillo en el pueblo de Ostotipec; tuvieron una hija. Doña Marina se murió en el año 1530, once años después de los primeros pasos que tomó Cortés en el Nuevo Mundo. Sin embargo, doña Marina se quedará en la historia de la Conquista sin igual; históricamente.
II Citas de Opiniones Sobre su Vida
"Se encontraba una que se llamaba Malinalli, a la que también se le conoce como Malintzin, Malinche, y Maria, quien tuvo un papel fundamental en la conquista debido a sus conocimientos de las lenguas maya y náhuatl". (Fernández, 28) "Whether she is regarded as the heroine of the Conquest, or as the symbol of the betrayal of her compatriots …she was an exceptional woman, and she and Aguilar understood one another very well". (Cheetham, 89-90) "La Malinche has been transformed from a historical figure to a major Mexican and Latin American feminine archetype, a polysemous sign whose signifieds, for all their ambiguity, are generally negative". (Messinger Cyress, 2) "Conquistadors violated Indian women, some of whom remained with the Spanish soldiers, spurning their own men. The most famous of these was La Malinche, the Indian woman who served as Hernán Cortés’s concubine and translator. Her name is synonymous with betrayal of what is Mexican". (Oster, 229) "El símbolo de la entrega es doña Malinche, la amante de Cortés. Es verdad que ella se da voluntariamente al Conquistador, pero éste, apenas deja de serle útil, la olvida. Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias, fascinadas, violadas o seducidas por los españoles". (Paz, 77-78)
III Aspectos históricos y culturales durante su vida
Durante la vida de La Malinche, ocurrieron muchos eventos significantes; no sólo para los europeos, además para los aztecas y otras culturas indígenas occidentales. Fue el “descubrimiento” de nuevas tierras por Colón en 1492 que desarrolló la serie de eventos que se llama La Conquista. El rumor del “Nuevo Mundo” causaba mucha curiosidad e intriga entre la gente europea, y por eso, ellos empezaron a explorar el Occidente.
Durante esta época, la cultura azteca florecía. Tuvo una forma de gobierno autocrático con Moctezuma Xocoyotzin encabezándolo. La capital, México-Tenochtitlán, era una ciudad enorme, con tianguis, pirámides y edificios espectáculos, y una población de casi 300,000[1] personas. La ciudad fue rodeada por el agua de dos lagos localizados en el valle de México. Moctezuma, el noveno monarca mexica, creía ardorosamente en la profecía del retorno del dios Quetzalcóatl, que debería haber regresado en una caña, o ce acatl, en la lengua náhuatl. Esta fecha mítica cayó, por casualidad, en el mismo año que desembarcaron Cortés y sus conquistadores en Veracruz. La Conquista de México empezó en 1519, cuando Malintzin tenía más o menos catorce años. España había establecido puertos en el Caribe unos años antes, pero no hubo explorado mucho del interior del continente. Con la llegada de Hernán Cortés a México, la faz del Occidente fue cambiado para siempre. Él y sus soldados marcharon rumbo Tenochtitlán, en una campaña bajo el propósito de conquistar todo y enriquecerse; llegaron a la ciudad el 8 de noviembre de 1519. Unos eventos destacados de la Conquista son la Matanza del Templo Mayor, la viruela, la muerte de Moctezuma, y la Noche Triste. La Conquista de México-Tenochtitlán terminó dos años después en 1521. IV Su importancia en la cultura de México El tema de La Malinche es uno de los más polémicos de todos. Es cierto que sus acciones tuvieron un impacto profundo en la historia de México. Por la mayor parte, su personificación lleva un tono negativo. La Malinche es considerada traidora de la cultura indígena, la madre de los mestizos, y una heroína al mismo tiempo; pero su definición depende en la persona que habla de ella. Hay muchas interpretaciones diferentes que pertenecen a la Malinche. Históricamente, la Malinche representa la clave de la Conquista; pero hay muchos que consideran la Conquista una violación enorme. Recientemente, ha habido esfuerzos para rehacer su imagen, pero ha sido arduo porque casi quinientos años de maldición son difíciles de borrar. Doña Marina ayudó a Cortés a conquistar México. Sus acciones representan a muchos el gran pecado. Conjuntamente, su nombre es sinónimo de traidor. Un malinchista es una persona que prefiere venderse por lo extranjero. Una persona puede venderse su raíz, su patria o sus morales para ser considerada malinchista. Además, la Malinche dio a luz a Martín Cortés, el hijo de Hernán Cortés. Por esa razón, es considerada la madre de los mestizos aunque hubo otras mujeres violadas durante la Conquista. Con tanto en su contra, sería terriblemente trabajoso cambiar el paradigma. La autora, Sandra Messenger Cypess, ha notado que han sido muchos los autores que quieren cambiar la manera en que la Malinche es personificada. Cambios sociales en la segunda mitad del siglo XX han traído a luz aspectos diferentes de lo que hizo. No hay otra mujer durante la época de la Conquista que se destaque como la Malinche. Por su sabiduría, tomó una posición fundamental que ninguna otra mujer pudiera haber tomado y hay que reconocerla porque la historia no sería la misma si ella no hubiera participado. Escrito por ¨NaJ. A. Gilbert

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18 nov 2008

La biblioteca de Babel, de la ficción a la pantalla

Por: Beatriz Sarlo

Distributed Proofreaders es uno de los sitios de internet donde están organizado y ofrecen trabajo voluntario las personas que tipean, escanean o corrigen los libros en versión digital que luego aparecen en Proyecto Gutenberg, de donde se bajan más de tres millones de libros por mes. Según informa Distributed Proofreaders la organización fue fundada en el año 2000 para apoyar la digitalización de libros cuyos derechos de autor hubieran pasado a dominio público. Desde su creación, Distributed Proofreaders ha digitalizado más de 14.000 libros, lo que equivale a casi dos mil por año. Como usuaria de Proyecto Gutenberg, leo estas cifras y experimento dos sensaciones al mismo tiempo: la satisfacción de que esos libros estén allí, a dos clicks de mi computadora, y la insatisfacción suscitada por la idea de que esos miles de libros son apenas un surco en el mar que va creciendo con cada minuto que pasa.

Desde hace un tiempo Google se ha propuesto la borgeana empresa de digitaliza ar todos los libros. La frase "todos los libros" suscita una idea de desmesura y optimismo a la que ya vamos acostumbrándonos los usuarios de internet. En la famosa e imaginaria Biblioteca de Babel, inventada por Borges como una de las formas de lo ilimitado, los incansables pero angustiados bibliotecarios recorren hexágonos del mismo tamaño sobre cuyas paredes idénticas se alinean los estantes también idénticos donde estarían todos los libros posibles, todas las combinaciones de letras y de signos. De esa Biblioteca, afirma Borges, nadie ha encontrado todavía el catálogo, pero como ella encierra toda combinación posible de signos, el catálogo debe lógicamente existir en alguna parte. Sin embargo, sólo el azar lo pondrá entre las manos de algún bibliotecario.

A diferencia de la Biblioteca de Babel, Proyecto Gutenberg, Google Books y otras bibliotecas virtuales tienen un buscador de nombres, de modo que no nos martiriza la pesadilla de saber que algo existe necesariamente pero que jamás será encontrado. Se trata, básicamente, de una mayoría de libros en inglés. Los que quieran libros en castellano podrán buscar en la biblioteca virtual del Instituto Cervantes, por ejemplo. Pero la cuestión de internet y las lenguas extranjeras es otro tema. La existencia de decenas de miles de libros en internet implica un proceso significativamente más complicado que el de subir un tema musical de tres minutos para que otros puedan bajarlo (ésa fue la forma de distribución gratuita de música, que se considera ilegal, iniciada por Napster con el nombre, en inglés, de peer to peer: de par a par, de igual a igual, o ¿por qué no? de amigo a amigo). Un libro impreso sobre papel no puede subir de inmediato a la red, después de una operación que el programa de computación hace relativamente sencilla. Si el libro se escanea, saltan centenares de errores que deben ser corregidos en una lectura de pruebas; i el libro se tipea, la antidad de errores puede ser ambién muy alta.

De allí la necesidad e los lectores de pruebas proofreaders) que ofrecen u tiempo gratuitamente para controlar la versión que se subirá la Red.Pese al trabajo de los lectores e pruebas, subsisten problemas, a que, en el caso de libros que han asado por muchas ediciones, es una cuestión complicada decidir cuál es la que será considerada como base para el libro digital. No voy a entrar en pormenores, pero baste decir que la mayoría de los libros llamados clásicos tienen ediciones establecidas por especialistas que han trabajado mucho para llegar a la conclusión de cuál es la versión definitiva y, por lo general, acompañan esta versión con informaciones sobre todos los cambios que ese texto en particular sufrió en manos de su autor o en ediciones posteriores a su muerte.

Pero dejemos de lado, por un momento, estos detalles para registrar simple e inocentemente la millonada de horas de trabajo que implica que los libros colgados en la Red vayan dando vueltas por los servidores de donde los bajamos para tenerlos en nuestra pantalla. Y pese a esa millonada de horas, todavía subsisten usuarios a la antigua de dos tipos. Por un lado, los que prefieren tomarse el colectivo e ir hasta la biblioteca más próxima o gastarse unos pesos en la librería del shopping, si es que allí encuentran lo que buscan. Estos usuarios, por razones de edad, seguramente están en vías de desaparición. Por otro lado están los usuarios a los que no les tiembla el pulso cuando clickean para bajarse un libro y cargarlo en cualquiera de los aparatos posibles de lectura, comenzando por la humilde computadora hogareña.

Son usuarios creados por la Red, que se han habituado a que los libros virtuales les solucionen los problemas, tanto como se han acostumbrado a prescindir de los libros de cocina y tipear, simplemente, "ensalada", "rabanitos", "alcauciles" para descubrir que en algún lugar del planeta a alguien se le ocurrió la combinación. Lo único que queda claro es que, dentro de unos años, cuando un lector se mude de departamento, las cosas van a ser mucho más sencillas. Mudar una biblioteca siempre fue de las peores tareas imaginables.

14 nov 2008

La Argentina debuta en los mapas de Google

Desde el lunes, los usuarios locales podrán utilizar Maps para ver rutas y calles de la Argentina. En una próxima etapa, estarán disponibles funciones más avanzadas: búsqueda de direcciones, cómo llegar de un punto a otro, comercios, tráfico y transporte público. Se viene Street View.

Google hizo una excepción en su política sobre anuncios de nuevos productos. Pero la situación lo ameritaba: la Argentina era un espacio en blanco dentro de Google Maps, rodeada por cientos de rutas e información sobre la mayoría de los países vecinos.

Y fue así que decidieron comunicar que a partir del lunes, "en algún momento del día", la Argentina dejará de ser un espacio en blanco. Los mapas de Google tendrán información sobre las rutas y calles del país.

"La información cubrirá los espacios en donde vive el 80% de la población", mencionó Marcelo Quintella, product manager de Maps para América Latina. Es decir, las principales ciudades de la Argentina dispondrán desde el lunes de una información completa. "Ningún país está cubierto en un 100%", se atajó.

Quintella viajó especialmente para el anuncio desde Belho Horizonte, Brasil, donde Google tiene su centro de desarrollo. "Ya pasamos la etapa más difícil, la de encontrar un socio capaz de brindarnos cobertura y precisión, algo que no sucede con otros países en la región donde la información no es tan precisa como en la Argentina", dijo.

A ese motivo adjudicó la demora en incorporar la información de la Argentina en Google Maps.

Para diferenciarse del resto de los mapas disponibles, como los de Microsoft, Google incorporó un elemento muy útil: la dirección de las calles.

En una segunda etapa, que se pondrá en marcha entre fin de año y los primeros meses de 2009, Google planea incorporar aún más funciones a sus mapas para la Argentina.

Entre ellas figuran la búsqueda de direcciones y cómo llegar de un lugar a otro. “Para decir que está lanzado en un 100% falta la búsqueda de comercios, estado del tránsito y el ruteo del transporte público”, dijo Quintella.

Por último, consultado sobre la posibilidad de la llegada a la Argentina de Street View, el sistema de imágenes callejeras, Quintella expresó que “la idea es hacerlo, pero estamos más cerca de que sea dentro de un año que en unos pocos meses”.

Espasa acusada de plagiar a la Wikipedia

«Con las manos en la masa, ahora es la Espasa quien plagia Wikipedia. Comparar la entrada en la Espasa con la entrada en Wikipedia notando la llamada a pie [1] copiada literal desde Wikipedia y que no tiene funcionalidad en la Espasa. La entrada de la Espasa Indica "2008 © Editorial Espasa Calpe, S.A. Todos los derechos reservados", lo cual viola directamente la licencia GFDL. Varios Wikipedistas han contactado a la Espasa, mas ésta se niega a dar recibo. Discusión en Wikipedia. ¿Dónde queda la crítica de que una enciclopedia colaborativa nunca tendrá la calidad de una enciclopedia tradicional?».


http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Caf%C3%A9/Portal/Archivo/Noticias/Actual#Espasa_nos_plagia
Fuente:http://ciberderechos.barrapunto.com/article.pl?sid=08/11/14/1230253&from=rss

El uso de Internet por niños y adolescentes

El uso de Internet por niños y adolescentes
Usadas de forma adecuada, las nuevas tecnologías pueden mejorar los resultados escolares y las habilidades sociales de niños y adolescentes

La tecnología no sólo está transformando la productividad empresarial y multiplicando la cultura mundial. Además, está cambiando la forma en la que aprenden los niños y cómo se relacionan entre sí y con los demás, incluidas sus propias familias. Esto no es, en sí, ni bueno ni malo. Las nuevas tecnologías tienen, de hecho, numerosos efectos positivos aunque comporten los riesgos propios del aprendizaje y la formación del ser humano.

Autor: Por ALBERTO DE LAS FUENTES Y JORDI SABATÉ

http://www.consumer.es/web/es/tecnologia/internet/2008/11/12/180713.php

13 nov 2008

Sitio interesante de Infografías

SITIO MUY INTERESANTE DE INFOGRAFÍAS.

Alimentación. Bricolaje. Economía. M. Ambiente. Motor. N. Tecnologías. Salud. Seguridad Alimentaria. Solidaridad. Viajes. Vivienda

Fuente: http://www.consumer.es/infografias/

Aplicaciones de Google en el escritorio

Google Gears es una aplicación que permite a los usuarios acceder a diversos servicios web de Google desde el ordenador y sin necesidad de estar conectados la Red

Si las tarifas planas popularizaron el acceso permanente a Internet, el "boom" de las aplicaciones web y la elevada movilidad de los dispositivos actuales han devuelto a los usuarios la necesidad de poder trabajar sin conexión para, una vez recuperada ésta, actualizar el trabajo realizado. Hace un año que Google lanzó la primera versión en pruebas de Google Gears, un servicio que ahora ya está maduro. La función de Google Gears es crear un servidor de herramientas en el navegador, donde se guardarán los datos necesarios para que determinadas aplicaciones "online" de Google puedan funcionar sin conexión a Internet.

Autor: Por ANTONIO DELGADO

8 nov 2008

UN POCO DE HUMOR...

Hay un montón de manzanas en un árbol y de repente una se cae.
Todas las de arriba empiezan a reírse y a burlarse de la que se ha caído y ésta responde:
- No os riáis, ¡Inmaduras!

PRECEPTOS PARA USAR UN LIBRO...

Treinta preceptos para usar un libro

En 1909, Harold Klett publicó en The Library Journal de Nueva York un artículo titulado “Don’t”, en el que se recogían 30 preceptos (mejor dicho, prohibiciones) relacionados con los libros.

Son los siguientes:

1.- No leer en la cama.
2.- No poner notas marginales, a menos que sea un Coleridge.
3.- No doblar las puntas de las hojas.
4.- No cortar con negligencia los libros nuevos.
5.- No garabatear vuestro interesante y precioso autógrafo en las páginas del título.
6.- No poner en un volumen de un peso, una encuadernación de cien pesos.
7.- No mojar la punta de los dedos para dar más fácilmente la vuelta a las hojas.
8.- No leer comiendo.
9.- No fiar los libros preciosos a malos encuadernadores.
10.- No dejar caer sobre el libro las cenizas del cigarro, y aún mejor no fumar leyendo. Esto perjudica la vista.
11.- No arrancar de los libros los grabados antiguos.
12.- No colocar vuestros libros sobre el borde exterior o canal, como se hace frecuentemente cuando se lee y se interrumpe momentáneamente la lectura, en vez de tomarse el trabajo de cerrar el libro después de haber puesto una señal.
13.- No hacer secar hojas de plantas dentro de los libros.
14.- No tener los estantes de las bibliotecas encima de los picos del gas.
15.- No sostener los libros sujetándolos por las tapas.
16.- No estornudar sobre las páginas.
17.- No arrancar las hojas de guarda de las tapas.
18.- No comprar libros sin valor.
19.- No limpiar los libros con trapos sucios.
20.- No tener los libros encerrados en arquillas, escritorios, cómodas, ni armarios: tienen necesidad de aire.
21.- No encuadernar juntos dos libros diferentes.
22.- En ningún caso sacar las láminas y los mapas de los libros.
23.- No cortar los libros con horquillas para el cabello.
24.- No hacer encuadernaciones de los libros en cuero de Rusia.
25.- No emplear los libros para asegurar las sillas o mesas cojas.
26.- No arrojar los libros a los gatos, ni contra los niños.
27.- No romper los libros abriéndolos enteramente y por la fuerza.
28.- No leer los libros encuadernados muy cerca del fuego o de la chimenea, ni en la hamaca, ni embarcado.
29.- No dejar que los libros tomen humedad.
30.- No olvidar estos consejos.

7 nov 2008

NO DAN GANAS DE LLORAR?

BIBLIOTECA EN RUINAS EN RUSIA......




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Diccionario del habla de los argentinos

Los argentinos tendrán su diccionario del Bicentenario
El presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Barcia, afirmó que una segunda edición del Diccionario del habla de los argentinos 'es un proyecto que avanza hacia la celebración del Bicentenario' , ya que hace consciente al país de su identidad nacional a partir de su lengua común y su historia.

'Cuando usted reúne las voces propias de un pueblo es un poco la definición de un grado de identidad de ese pueblo que se reconoce a sí mismo en un diccionario que le muestra lo que él cree', dijo Barcia a TELAM, en relación a esta obra recién publicada por la editorial Emecé.

La segunda edición -ampliada y corregida- 'también nos ayuda a consolidarnos como comunidad integrada, porque la lengua es un primer elemento de inclusión social', dijo Barcia.

'El pueblo es un poco ingenuo e ignorante de la capacidad que tiene para crear voces. Ahora la Academia aviva al gil. Le dice: 'esto es tuyo lo has creado vos'. Y se lo presenta ordenadamente: el diccionario reafirma la identidad, el sentido de pertenencia y la diferenciació n en un mundo donde parece que todo se fuera mezclando y todo de un mismo color', resaltó.

Explicó que es un diccionario 'dialectal nacional' que registra voces ('curtir', 'facilongo', 'gilastrún') y frases ('hacer boleta', 'no hay drama', 'conciliación obligatoria' ) de uso argentino, y no contiene las correspondientes a la lengua general ('palestra', 'tenaza', 'marcapaso' o 'hacerse ilusión')'.

De los seis diccionarios que hay 'de autoría colegiada' elaborados por la Academia (Argentina, Chile, Colombia, Uruguay, Nicaragua y Honduras) el argentino es el 'más caudaloso'.

'Ninguno tiene nuestra extensión, ni ejemplos reales, ni tampoco tiene eso que yo llamo la pequeña historia de la palabra -recalcó-. Usted se sienta una tarde con dos diccionarios y hace una historia de la palabra del tratamiento dado por los lexicógrafos' .

Este diccionario 'diferencial' , que no contiene palabras o expresiones de uso peninsular español, viene de lejos, recordó Barcia: 'En nuestro boletín había una sección que se llamaba 'Acuerdos sobre el habla de los argentinos' donde se iban aprobando palabras y así se llegó a cuatro tomos. De modo que la base ya era firme'.

Después se publica el registro del habla de los argentinos que es un primer adelanto, 'y cuando me toca asumir como presidente de la Academia, empujo la definición de un diseño macro del diccionario a partir del cual comenzamos a trabajar. Esta continuidad en el esfuerzo nos lleva a una producción más grande y más sistemática', explicó el presidente de la Academia.

'Nos hemos preocupado por consignar casi todos aquellos términos que tienen que ver con la vida cotidiana argentina y tienen menos posibilidad de que se internacionalicen, pero hay una aclaración que hacer: nosotros decimos con prudencia 'el habla de los argentinos', pero no decimos 'argentinísimos' como tal porque supondría un uso exclusivo', señaló.

'La palabra bacán es de origen nuestro pero la usa Chile, Uruguay, Costa Rica y Colombia. En una reunión en Colombia me decían el académico bacán y yo pensaba: 'no tienen la menor idea que yo soy un pobre docente'. Y resulta que llaman bacán al tipo que viste informalmente' , mencionó.

Cada voz o frase de este diccionario va acompañadas de citas reales, no inventadas, tomadas de diversas fuentes argentinas: literatura, oralidad folclórica editada, letras de canciones popularizadas, diarios de la capital y del interior -'con un lenguaje cada vez más neutral', observó Barcia-, revistas y sitios electrónicos.

El diccionario recoge también los argentinismos más frecuentes heredados de las principales lenguas indígenas de nuestro país: quechua ('cóndor', 'quirquincho' ), guaraní ('yaguareté', 'yarará') y mapuche ('laucha', 'choique', 'cultrum').
Además, contiene voces de diversa procedencia: de pueblos de otras lenguas, inmigrantes en nuestro país: italianismos ('torteleti' ), francesismos ('placar'), afronegrismos ('catinga', 'quilombo').

De hablas populares especiales: lunfardo ('batir', 'balurdo'), del fútbol ('chilena', 'bostero'), de drogadictos ('anfeta'. 'mambeado'), hípicas ('cabulear') ; de música popular ('bailanta') , juvenil ('bajar un cambio', 'chabón'); de registro rural ('estar alzado'), coloquial ('chinchudo' ), vulgar ('franelear' ), etcétera.

Barcia resaltó el carácter patrimonial de este diccionario: 'Su contenido es un bien común del pueblo, que lo crea y modifica a través de los años. La Academia lo recoge de boca de los compatriotas, lo estudia y lo propone. Da fe de que se usa, opera como una simple escribana de la lengua'.

'Hay 5.000 palabras pero todavía faltan muchas porque la dificultad del diccionario es que todos los de la comisión tienen que ponerse de acuerdo. Es muy lento. Cuando llevé la palabra 'pene' la duda era si llevar cada una de las acepciones: 'pichila', 'chingo', etcétera. Dije, llevo todo junto para que el espasmo se de una sola vez', concluyó


Fuente: Diario Crítica de la Argentina

6 nov 2008

Hacia una lectura posible

Ofrecer un libro que ya se ha leído concede a los demás la posibilidad de aprender lo que uno aprendió, ese es el fin del Programa Libros en las escuelas de Escribirte.com.ar
Es una tarea con destino incierto pretender que cualquier hecho del pasado que se precie de digno pueda cruzar las distintas barreras de las épocas ajeno a la escritura. Puede que alguna tradición oral, aquellas que legaron a nuestros padres las voces de otros abuelos, tengan suficiente peso como para evitar el olvido. Puede llegar a ser que esas mismas verdades, transmitidas de boca en boca entre el humo de un café con leche con vainillas hayan sembrado en otros niños imágenes de unos hechos que no tuvieron la suerte de haber sido escritos. Pero en todo caso esas imágenes siempre habrán de ser débiles, sometidas a algún juicio refutable, ajusticiadas con la verdad de la escritura. Lentamente el tiempo irá marcando sobre ellas el signo indeleble de lo tradicional, del descrédito, de lo improbable. Afortunados serán aquellos conocimientos que se hayan sometido a unas pocas líneas de algún cuaderno olvidado, de alguna carta guardada. Alguien, no sabemos quiénes, algún día los tomará, les dará forma, los dividirá en párrafos, en capítulos y los inmortalizará en algún libro que otro leerá y que volverá a armar, a dividir en nuevos párrafos, en nuevos capítulos, a reformularlo y así lo dará a otro para que nuevamente lo lea, desconociendo su último final. No se necesitan demasiados permisos para interrumpir una tradición y volcarla a las letras. Tal vez sea patrimonio de uno solo. Tal vez sea la única necesidad recurrente, la necesidad de escribir. Pero esa necesidad de escribir que hace de cada hombre fuente de su sucesor, sin saber quizás que es fuente del conocimiento mismo, exige indefectiblemente una lectura anterior, precisa, consecuente. Es por eso que es improbable que alguien pueda escribir sin haber leído. En todo caso, lo que es probable, es que nadie podrá escribir si no tuvo la posibilidad de aprender a leer. La escuela ha tenido y tiene esta función, especialmente en los años iniciales de todo aprendizaje. Pero una intención no es garantía de éxito. Si se quiere leer pero no hay qué leer, seguramente no se leerá. Y si no se lee en los primeros años, probablemente no se lea en los años siguientes, por lo que será más remota la idea de escribir. Y si no se escribirá un texto en esos años posteriores, tampoco se podrá leer en otro tiempo sucesivo esa historia diferente que alguien pretendió, en vano, escribir. Es por eso que intentamos desde un espacio poco probable que los libros, en su continuo movimiento, lleguen hasta aquellos pequeños ojos, hasta esas manos con las uñas sucias que esperan algún día comprender la sensación de dar vuelta una página, de saber distinguir un dibujo de una oración, de saber que algún día alguien, ese alguien que antes desconocía el sentido de un párrafo, pueda comenzar a tejer nuevos párrafos en nuevos libros, y así, casi sin saberlo, empiece a entender que se puede intentar, al menos, torcer una historia, aventurarse a un destino, aunque el humo de otros tiempos del café con leche con vainillas continúe siendo una injusta metáfora irrefutable.

Ricardo Cardone

4 nov 2008

El poder de la lectura digital no tiene parangón en la historia

Entrevista al historiador Roger Chartier

Por Daniel Swinburn

Roger Chartier es uno de los historiadores franceses más destacados en la actualidad y uno de los más leídos a nivel internacional. Formado en la Escuela de los Annales, fundada por Fernand Braudel y Ernst Bloch, que renovó la historia económica y social, Chartier fue discípulo en los años sesenta de Denis Richet, conocido por un pequeño pero trascendental libro sobre las instituciones del Antiguo Régimen. A partir de ahí, nacieron nuevas formas de abordar la historia cultural que es su campo de trabajo y desde donde ha producido una importante renovación en los métodos para estudiar el pasado. Hoy es director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París y autor de numerosas obras sobre la historia cultural del Antiguo Régimen y la Modernidad temprana -algunas de ellas traducidas al castellano-, como “Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna” (1993), “El orden de los libros” (1994), “El mundo como representación” (1995), entre otras. Entre las actividades que realizará en su visita a Chile está su participación en la Cátedra Bolaño de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales.

-¿Cómo define usted la línea de historia cultural que ha adoptado para su trabajo?

“Esencialmente como una perspectiva que trata de entender cómo los hombres y mujeres del pasado construyeron el sentido de los textos que leyeron o escucharon. Semejante historia cultural supone entrecruzar el análisis de los textos, cualesquiera sean, canónicos u ordinarios, con el estudio de las formas materiales de su inscripción y transmisión (el libro, la lectura en voz alta, la representación teatral, etc.) y la comprensión de las capacidades, expectativas, categorías mentales y prácticas concretas de las diferentes comunidades de interpretación. De ahí, para mí, la definición de la historia cultural se da en el encuentro entre la crítica literaria y textual, la historia de la cultura escrita y del libro fundada sobre las disciplinas eruditas que son la paleografía, la codicología o la bibliografía y la sociología histórica de las prácticas”.

-Uno de los conceptos clave de su trabajo como historiador del libro y la lectura es el de “apropiación”.

“Este concepto tiene a la vez un sentido intelectual -la apropiación como interpretación de un texto o de una imagen- y un sentido material, que designa los gestos, lugares, instrumentos que caracterizan diversas formas de lectura o de escucha. Es interesante también porque puede apuntar a la tensión entre apropiación como posesión exclusiva, propiedad prohibida, y apropiación como capacidad de cada uno de apoderarse para su propio fin de los textos e imágenes que circulan en una sociedad dada. Designa así el monopolio que los más poderosos tratan de establecer sobre la cultura legítima o el uso de la escritura y, también, las conquistas culturales de los más desprovistos”.

-¿Usted pone mayor énfasis en la historia de los lectores que de los autores de libros? ¿Cuál es la premisa que hay detrás de esta innovación?

“Borges decía que un libro que nadie ha leído no es más que un cubo de papel con hojas. Es la lectura la que da importancia, proyección, existencia a lo que el autor escribió. Pero esto no significa que descarto la importancia de la escritura. Lo importante es seguir la trayectoria de cada texto desde el manuscrito escrito o dictado por el autor hasta las lecturas de los lectores. El proyecto implica subrayar que son múltiples los actores que intervienen en este proceso. Éstos no escriben los libros, porque los libros son el resultado de las elecciones, técnicas, gestos de todos los que hacían un libro impreso entre los siglos XV y XVIII: los copistas del manuscrito, los censores que dan su aprobación, el librero que actúa como editor, el maestro impresor que organiza el trabajo de impresión, los correctores que establecen la copia para la composición, los cajistas o tipógrafos que componen las páginas del libro, los prensistas que imprimen sus hojas… “Todos contribuyen a la producción no sólo de los libros, sino de los textos mismos en su forma gráfica, la que es leída por el lector”.

-Sus investigaciones históricas han tenido un efecto de “golpe al ego” de los historiadores, pues de alguna forma usted les ha dicho a todos sus colegas que han estado ‘leyendo mal’ las fuentes. ¿Es así o no? El discurso histórico, en cuanto relato, comparte categorías con el de ficción, ha dicho usted.

“No soy tan arrogante y no pretendo decir eso. Lo que querría subrayar es que, por un lado, un texto está siempre inscripto sobre un objeto material, y que no podemos ignorar que la materialidad de los objetos de la cultura manuscrita e impresa desempeña un papel esencial en la construcción del sentido de cualquier obra o documento. Y, por otro lado, querría recordar que debemos reconocer en cada obra o documento las normas, códigos, categorías que gobernaron tanto su producción como su interpretación o uso. Este análisis supone técnicas, reglas, controles que son específicos al oficio del historiador. Es la razón por la cual afirmo que, si bien la escritura de la historia comparte con la ficción figuras retóricas y estructuras narrativas, sin embargo, el saber sobre el pasado que produce es radicalmente diferente del conocimiento que procura una novela”.

-Alesandro Baricco, el novelista italiano, sostiene que ya no es posible escribir novelones de 500 o mil páginas al estilo de “Ana Karenina” o “La Recherche”, porque en la cultura de masas actual ha desaparecido el lector para esos libros, y hoy sólo es posible plantearse en relatos breves y fragmentados. ¿Sucede lo mismo con los libros de historia clásicos a su juicio?

“Es verdad que la lectura contemporánea busca formas breves, pero no debemos olvidar, sin embargo, el éxito mundial de algunos best sellers pesados y largos. Lo que puede aumentar este sentimiento de la pérdida del gusto o la paciencia para libros como los de Proust o Tolstoi es la nueva práctica de lectura que sugiere o impone la textualidad. Es una lectura fragmentada, discontinua, segmentada, que se atañe a extractos breves, datos desvinculados, extractos decontextualizados. Ello puede poner en tela de juicio no solamente las largas novelas de los siglos XVIII y XIX, sino también la percepción de todas las obras como discursos que tienen coherencia e identidad”.

-¿Se ha alejado la historia, como relato escrito, del público masivo, o este ha cambiado dramáticamente sus hábitos lectores?

“El éxito de las novelas históricas demuestra que existe un amplio público que busca la representación del pasado en las páginas de los libros, y no sólo sobre las pantallas de la televisión o del cine. La tarea de los historiadores es hacer que el saber del pasado que producen, y que es diferente, o crítico, de las fábulas de ficción y de los reconocimientos de la memoria, pueda estar legible por los lectores que constituyen el público de los ciudadanos. Lo lograron los historiadores que supieron vincular un conocimiento riguroso con una escritura atractiva”.

-¿Ve usted en la lectura digital un vehículo de transmisión cultural tan poderoso como fue la lectura en papel impreso?

“Aún más, lo creo, porque es un único aparato, la computadora, que transmite todos los géneros textuales que en el mundo impreso correspondían a diversos objetos (el libro, la revista, el diario, etc.); que permite la articulación entre textos, imágenes y sonido y que es a la vez el soporte de la mirada, de la escucha, de la lectura y de la escritura. El poder de la forma digital de inscripción y transmisión es sin par en la historia de la humanidad. Es lo que la hace fascinante e inquietante, porque implica una profunda transformación de las prácticas de lectura, de las categorías que asociamos con el concepto mismo de obra y de los papeles de las técnicas previas, que son todavía las nuestras: la escritura manuscrita y la publicación impresa. El desafío del presente es lograr una distribución racional y relevante de los usos de estas varias tecnologías que caracterizan hoy en día la creación, la difusión y la apropiación cultural”.

Sobre los últimos libros de Chartier

-¿Qué nos puede avanzar sobre sus últimos libros recientemente publicados en castellano: “Inscribir y borrar”, “Escuchar a los muertos con los ojos” y “La historia, lectura del tiempo”.

“‘Escuchar a los muertos con los ojos’ es la traducción al español de la conferencia inaugural de una nueva cátedra en el Collège de France que dicté en octubre de 2007 para abrir una nueva enseñanza sobre la cultura escrita en la Europa moderna, es decir entre los siglos XV y XVIII, pero también en referencia con las mutaciones de nuestro presente. En este texto intenté definir la importancia de este campo de estudios para entender las evoluciones históricas de la primera modernidad entre la Edad Media y las revoluciones de finales del siglo XVIII (la construcción del Estado burocrático, las reformas religiosas, el proceso de civilización, la constitución de un espacio público) y para establecer un diagnóstico más exacto y agudo en cuanto a lo que transforma el mundo de la textualidad digital. Este libro fue publicado por Katz Editores”.

“Alejandro Katz, que ha creado hace poco tiempo una nueva editorial cuyo catálogo es extraordinario, es también el editor de la traducción española de ‘Inscribir y borrar’, que, como lo indica su subtítulo, es un libro que se dedica a entender cómo algunas obras literarias se construyeron apropiándose de los objetos, las normas y las prácticas de la cultura escrita de su tiempo y cómo ellas mismas fueron publicadas, difundidas y leídas. Lo hace a partir del análisis de fragmentos de obras canónicas (por ejemplo, siguiendo la visita de don Quijote en una imprenta en Barcelona en la Segunda Parte de la historia, o interrogándome en cuanto a la verdadera naturaleza del ‘librillo de memoria’ de Cardenio encontrado por el caballero andante en la Sierra Morena). Pero también estudiando textos menos conocidos: los poemas en latín que un abate del siglo XI dedicó a su pluma, sus tabletas de cera, sus escribas, o una obra teatral de Ben Jonson que se desarrolla, en parte, en un taller donde se copian noticias manuscritas; o bien, una comedia de Goldoni basada en la equivalencia metafórica entre escritura y tejido. Se encuentran en el libro también Cyrano de Bergerac, Richardson y Diderot. ¿Por qué el título? Porque me parece que se ha olvidado en la historia de la cultura escrita el miedo y también la necesidad del borrar. Los historiadores focalizaron la atención sobre el temor de la pérdida que justificó la búsqueda de los manuscritos, la constitución de las bibliotecas, la proliferación de lo escrito. Pero la desaparición de los textos fue a la vez la razón de una grande inquietud y al mismo tiempo una necesidad (sobre las tabletas de cera o sobre los librillos de memoria) para domar el exceso de los discursos”.

“‘La historia, lectura del tiempo’ es otro breve libro que me fue encargado por la editorial Gedisa de Barcelona (con la cual publiqué cuatro libros) para el aniversario de los treinta años de su existencia. Lo escribí directamente en español y es una reflexión sobre los interrogantes más importantes que atraviesan la historia hoy en día: su relación con la ficción y la memoria, su polarización entre microhistoria e historia global, su respuestas a los desafíos y promesas del texto electrónico, sus construcciones múltiples del tiempo, entre evento y estructuras, entre fenómeno objetivo y construcción social”.

¿Sigue siendo Francia la maestra de nuestra historia?

-¿En qué está la historiografía francesa en estos momentos? ¿Qué ha pasado después de la Escuela de los Annales y su dispersión?

“Es una pregunta inmensa que requería un libro entero (o varios) como respuesta. Lo más importante para mí es que en los últimos treinta o cuarenta años todas las ‘escuelas’ historiográficas, basadas en una tradición nacional, se fragmentaron: así el marxismo abierto de ‘Past and Present’, o la tradición de historia de las ideas italiana fundada por Franco Venturi, o la historia social alemana de inspiración weberiana, o los ‘Annales’ franceses. En lugar de estas fuertes identidades metodológicas y nacionales, se definieron nuevos objetos, nuevas aproximaciones, nuevas colaboraciones entre disciplinas y herencias que estuvieron mucho tiempo separadas. Por ejemplo, el campo de trabajo que es el mío existe solamente porque se entrecruzaron en un proyecto de historia de la cultura escrita, las herencias de las disciplinas eruditas (paleografía italiana transformada en una historia de la cultura gráfica por Petrucci, bibliografía anglosajona transformada en una sociología de los textos por D.F. McKenzie); la historia del libro, de la edición, de los lectores en la manera francesa, y las corrientes de la crítica textual o literaria surgen de: la estética de la recepción en Alemania, (H. R. Jauss), crítica filológica en España (Francisco Rico), new historicism en los Estados Unidos (Stephen Greenblatt). Pienso que para cada forma de historia (historia de las ciudades, nueva historia social, demográfica histórica, etc.) la situación es idéntica”.

“Lo que indica que si no desaparecieron las aportaciones propias de la historiografía francesa, éstas se ligan en nuestro presente con fragmentos de otras tradiciones para definir nuevos espacios de investigación que no se identifican más con una ‘escuela’ particular. Pasó el tiempo de los modelos hegemónicos, seguidos, imitados, citados. En este nuevo mundo histórico confluyen las propuestas intelectuales, y América Latina desempeña su papel original -por ejemplo con el énfasis sobre la importancia de los diarios y revistas en el siglo XIX o una historia original de los intelectuales, o también y, sobre todo, la historia de las memorias, que adquiere con las heridas y los sufrimientos infligidos por las dictaduras militares una intensidad particular”.

-¿Cuál es a su juicio él o los autores franceses más convincentes en el tema de la historia de la Revolución Francesa, después de Francois Furet?

“En los últimos años he privilegiado en mis trabajos los siglos XVI y XVII, y no el XVIII, y las relaciones entre obras literarias y cultura escrita, y no una reflexión sobre la relación entre Ilustración y Revolución. Pero no me parece que en las últimas décadas, después de la proliferación de los libros publicados después de 1989 y del Bicentenario, se hayan transformado profundamente las perspectivas de análisis del evento. No quiero decir que no fueron escritos libros o artículos originales, sino solamente que los modelos explicativos que se afrontaron en los años del Bicentenario no han sido profundamente modificados. Es posible o deseable que la celebración o, mejor, la reflexión sobre las independencias americanas que van a empezar pronto puedan ayudar a la propuesta de nuevas perspectivas sobre la Revolución Francesa”.

-¿Le resultaría atractivo escribir una historia de la Revolución Francesa?

“Intenté proponer en mi libro sobre los orígenes culturales de la Revolución Francesa (publicado por Gedisa) una reflexión en cuanto a las mutaciones mentales y culturales que hicieron posible y pensable la ruptura de 89. Apoyándome sobre la historia cultural traté no de establecer las causas de la Revolución, sino de comprender el misterio que preocupaba a Tocqueville: ¿cómo entender que en algunas semanas un orden político y social arraigado en una historia de muy larga duración se derrumbó? Una historia cultural de la Revolución es otra tarea ya empezada por varios colegas franceses o extranjeros y por la cual no tengo competencia.

Roger Chartier (1945-) prestigioso historiador francés, director de estudios en l’École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, director del centro Alexandre Koyré y autor de numerosos libros: L’Éducation en France du XVIe au XVIIIe (con Marie-Madeleine Compère e Dominique Julia), 1976; una monumental Histoire de l’édition française (con Henri-Jean Martin), 4 volumi (1983–1986), 1989–1991; Lectures et lecteurs dans la France d’Ancien Régime, 1987; Les Origines culturelles de la Révolution française, 1990; L’Ordre des livres. Lecteurs, auteurs, bibliothèques en Europe entre XIVe et XVIIIe, 1992; Histoire de la lecture dans le monde occidental, 1997; Au bord de la falaise. L’histoire entre certitudes et inquiétude, 1998. En español se han editado: El mundo como representación, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna y El orden de los libros. Sus últimos libros traducidos son: La historia o la lectura del tiempo, Traducción de Margarita Polo, Editorial Gedisa, Barcelona, 2007; Escuchar a los muertos con los ojos Traducción de Laura Fólica, Editorial Katz, Buenos Aires, 2008. (NGV)