8 oct 2012

El libro: su significado, partes y tipología


La Cámara de Diputados aprobó la creación de repositorios digitales


¿Adiós a las librerías?


El difícil lugar del libro en un futuro móvil


3 oct 2012

Nuevas formas para reciclar libros


11 sept 2012

Libros antiguos y usados, ¿guardar, destruir, reciclar?


No deje la tecnología, pero apueste al papel

POR UMBERTO ECO FILOSOFO Y ESCRITOR ITALIANO

18/03/12
Tenía la esperanza de que para estas fechas el escándalo hubiera muerto, pero el debate acerca de si los lectores electrónicos de libros desplazarían a los libros tradicionales sigue con toda intensidad. Específicamente, sobre si los contratos de publicación de libros destinados al Kindle, iPad y otros lectores electrónicos sonun preludio para la muerte definitiva de los libros y las librerías.
Defender la idea de un futuro largo para el libro no significa negar que ciertas obras son más fáciles de cargar en una tableta, o que las personas que padecen de hipermetropía encuentran más fácil leer un diario en un aparato electrónico que les permite aumentar el tamaño de la fuente del texto a voluntad, o que nuestros hijos podrían evitar dañarse la columna vertebral si no tuvieran que cargar mochilas escolares pesadas.
Pero ya tenemos pruebas de que los libros tendrán una larga vida , en la forma de volúmenes que fueron impresos hace más de 500 años y se encuentran aún en excelentes condiciones, así como pergaminos que han sobrevivido durante 2.000 años. En contraste, no tenemos prueba de que un medio electrónico pueda persistir en la misma forma. En 30 años, el ‘’floppy’’ fue reemplazado por un disco más pequeño con una cubierta rígida, que a su vez fue reemplazado por el CD, que fue desplazado por la memoria USB. Ninguna computadora es construida hoy para leer un disco de los años 80, así que no sabemos si lo que fue escrito en determinado disco hubiera durado 25 años.
Es mejor anotar nuestras memorias en papel.
Además, hay una gran diferencia entre la experiencia de sostener y hojear un libro leído hace años, descubrir los pasajes subrayados y las notas que uno hizo y la de leer la misma obra en la pantalla de una computadora. Incluso si admitimos que aquellos que sienten placer en tales cosas son una minoría, siempre habrá entusiastas para mantener un próspero mercado de libros . Y si ciertos libros desechables desaparecen de las librerías y viven sólo en los lectores electrónicos, es mejor así. Piense en todo el papel que se ahorraría.
Hace años me quejé del hecho de que en todas las viejas y oscuras librerías, cualquiera que entrara a curiosear era enfrentado por un severo caballero que exigía saber qué era lo que deseábamos. Encontré más alentador visitar las nuevas librerías-catedrales donde una persona podía sentarse y hojear todo lo que quisiera. Pero ahora, si los lectores electrónicos van a absorber todo el mercado disponible de libros, esas librerías del pasado podrían convertirse en lugares donde los aficionados irán para buscar el tipo de libros que desean.
Finalmente, debemos recordar que, a lo largo del tiempo, ha habidoincontables ejemplos de innovaciones populares que amenazaron con reemplazar a sus predecesores, pero no lo lograron.
La fotografía no ha dado por resultado el fin de la pintura (quizá ha desalentado los paisajes y retratos y alentado el arte abstracto). La cinematografía no ha causado la muerte de la fotografía, la televisión no ha matado al cine y los trenes coexisten con los autos y los aviones. Así que quizá tenemos una diarquía : leer en papel y leer en pantallas, lo cual podría llevar a un incremento astronómico en el número de gente que aprenda a leer. Y eso, ciertamente, es progreso.
Copyright Umberto Eco/L’Espresso.

8 sept 2012

LIBROS INFANTILES PARA ESCUCHAR


Cuentos infantiles para escuchar:
http://abc.gov.ar/lainstitucion/organismos/consejogeneral/default.cfm?path=audiolibros/default.htm

MIL ENLACES - ENLACES MIL


EVOLUCIÓN DEL LIBRO Y LAS BIBLIOTECAS


Desde la invención de la escritura, se ha requerido de un soporte para que esta deje su huella indeleble, y así lo plasmado sea leído por generaciones futuras.  Preservar la información es la principal función y el objetivo de la escritura. Así como el de las bibliotecas siempre ha sido preservar esos datos y darle acceso a las generaciones futuras que lo requieran.
Siendo fundamento para la escritura, los tipos de soporte, han evolucionado desde las pinturas rupestres, tablillas de arcilla y cera, el papiro utilizado por los egipcios, el pergamino conocido por ser la materia prima de los códices, luego el papel y la aparición de la imprenta, incrementado la cantidad de escritos, temáticas, y diversificando la posibilidad de acceso a los libros, luego os dispositivos de almacenamiento de archivos digitales En el presente son los libros electrónicos (E-books) y la tinta electrónica quienes han transformado la forma habitual de leer.
Las bibliotecas también han cambiado con el paso de los años y con los avances tecnológicos, evolucionando de forma tal que el acceso a la información es un derecho para todo aquel que requiera acceder a ella.
Dándole un rápido vistazo a la evolución de las bibliotecas, es necesario recordar aquellas bibliotecas elitistas pertenecientes a monarquías, clero o burguesía en general; cuyo uso era reservado y la información celosamente resguardada. Con la aparición de la imprenta, se incrementaron proporcionalmente las temáticas y la cantidad de libros producidos, pues los transcriptores que  escribían el libro de forma completamente manual, fueron desplazados.
Posteriormente, las organizaciones de diferentes índoles y el Estado  comprendieron la importancia de garantizar el acceso a la información como derecho y se crea la necesidad de las bibliotecas universitarias, bibliotecas públicas, bibliotecas corporativas, inclusive podemos encontrar bibliotecas en la actualidad según su púbico objetivo, como bebetecas (1), audiotecas (2), videoteca (3), bibliotecas braille (4). También hay las que tienen su colección en formato digital, disponible desde computador, utilizando la tecnología como aliado.
Las bibliotecas deben trabajar en conjunto con la tecnología, sin perder la perspectiva. Pues muchas veces el enfoque es hacia la información y no hacia el usuario. Es imprescindible tener en cuenta que la razón de existir de las bibliotecas son los usuarios, no la información en sí. Partiendo de esa premisa, se puede afirmar que las leyes propuestas por Ranganathan (5)  siguen vigentes. Dichas leyes son:
1.    Los libros son para usarse.
2.    A cada lector su libro.
3.    A cada libro su lector.
4.    Hay que ahorrarle tiempo al lector.
5.    La biblioteca es un organismo en constante crecimiento.
Contemplar estas leyes no quiere decir que quienes están a cargo de las bibliotecas, harán la investigación por el usuario, o que los diferentes soportes no deben ser cuidados y resguardados, sino que las bibliotecas deben evolucionar para que el usuario sea autosuficiente y pueda obtener la información que necesita de una manera rápida y efectiva.
La evolución de las bibliotecas, debe apuntar a aprovechar la tecnología disponible y arquitecturas innovadoras para ofrecer servicios nuevos o adicionales, en los cuales podrían emplearse libros electrónicos, cuyas ventajas y beneficios son plausibles.
Hablando en términos financieros, se puede afirmar que:
  • 46% del presupuesto de las bibliotecas se destina al personal y tan solo el 7% del presupuesto de las bibliotecas se destina al contenido electrónico, según cifras publicadas por el Grupo Kaizen.
  • El costo producción de un libro que sale a la venta por $26 es de $4,05. Para un libro electrónico el costo de producción es de sólo $0,50 y el precio a la venta es de $2,12.
  • Mayor ingreso a los autores de las obras, pues según el observatorio tecnológico del Gobierno de España, “los autores reciben actualmente un máximo de un 10%, cifra a la que solamente llegan aquellos que venden mucho, del precio final de sus obras. [No obstante] existen plataformas de venta de libros [electrónicos] que reportan un 70% del precio de venta a los creadores”.
Para leer más puede ir a http://www.doknos.com/node/90

DERECHO A LA LECTURA

 
Boletín de LibrosEnRed Nº 132 del
27 de enero de 2012, que me parece muy interesante.
Saludos a todos los colegas y afines

 Editorial
    
Sus años de ser profesor de literatura y enfrentarse al desafío de convertir estudiantes en lectores deben de haber inspirado a Daniel Pennac a desacomodar los lugares comunes acerca de la lectura. ¿Es obligatorio leer? ¿Le debe gustar a todo el mundo? ¿Nos hace mejores personas? Escritor él mismo, Pennac no cuestiona todas estas creencias, pero sí se permite repensarlas.

Agrupados bajo el nombre "Los derechos imprescriptibles del lector", listó (y desarrolló en su libro Como una novela) estos permisos, que citamos y comentamos a continuación:

1. El derecho a no leer.

Aceptemos de una vez que hay gente a la que leer puede no gustarle... allá ellos; dice Pennac: "La idea de que la lectura humaniza al hombre es justa en su conjunto, a pesar de que existen algunas excepciones deprimentes. Se es sin duda un poco más humano, si entendemos por eso un poco más solidario con la especie (un poco menos fiera), después de haber leído a Chejov que antes. Pero cuidémonos de flanquear este teorema con el corolario según el cual todo individuo que no lee debería ser considerado a priori como un bruto potencial o un cretino redhibitorio. Si lo hacemos convertiremos la lectura en una obligación moral, y este es el comienzo de una escalada que nos llevará rápidamente a juzgar, por ejemplo la moralidad de los libros mismos".

2. El derecho a saltarse páginas.

Si una historia (sobre todo las prosas morosas y detallistas del siglo XIX, podemos agregar) abunda en fragmentos que nos desesperan o aburren, es mejor dejarlos pasar que renunciar del todo a la obra. Así dice Pennac que hizo en su infancia con La guerra y la paz: devoró la historia de amor y descartó las páginas sobre política y estrategias bélicas.

3. El derecho a no terminar un libro.

Y así como se puede esquivar algunas partes centrales en un libro, se puede obviar su final. Para Pennac, nada (¡y menos el temor a ser juzgados como perezosos o ignorantes por otros!) justifica que leer se convierta en una obligación. Si un libro comienza a aburrirnos, dejémoslo para otro momento... o para otro lector.

4. El derecho a releer.

Dice Pennac: "Releer lo que me había rechazado antes, releer sin saltarse una línea, releer desde otro ángulo, releer para verificar, sí… nos concedemos todos estos derechos. Pero releemos sobre todo gratuitamente, por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad. Otra vez, otra vez, decía el niño que fuimos…".
5. El derecho a leer cualquier cosa.

Sí. A leer literatura estereotipada, comercial, que repite una fórmula... si la disfrutamos. Que nadie se rasgue las vestiduras. Según Pennac, tarde o temprano, hechizados por la lectura en sí misma, daremos con textos mejores (más verdaderos, que no ocultan la complejidad de las cosas) y nos haremos adictos a ellos. Tenderemos (pero naturalmente, sin imposiciones ni vergüenzas) a buscar escrituras más auténticas y profundas.

6. El derecho al bovarismo (enfermedad textualmente transmisible).

Leer febrilmente, vibrar de emoción, obsesionarnos por un texto o personaje es válido (y no una etapa inmadura que debemos superar).

7. El derecho a leer en cualquier parte.

En cualquier parte y haciendo diferentes cosas. Tomando sol. Viajando. Caminando. Adormeciéndonos. Comiendo. Agreguen sus variantes.  (Alicia agrega: las diversas colas de espera)

8. El derecho a picotear.

Leer de aquí y de allá, varios libros a la vez. O abrir un volumen en cualquier lugar y leer con toda intensidad la página casual... para cerrar el libro hasta otra temporada. "Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para tomarse una semana en Venecia -argumenta Pennac-, ¿por qué rehusarse el derecho de pasar allí cinco minutos?".

9. El derecho a leer en voz alta.

De poner nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestra saliva, nuestra interpretación en la lectura. Pero también, por supuesto, derecho a leer en voz baja.

10. El derecho a callarnos.

O derecho a mantener con el texto una relación compleja, extraña, personal e intransferible. "La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna compañía distinta podría reemplazar. No le ofrece [al lector] ninguna explicación definitiva sobre su destino, pero teje una retícula apretada de complicidades entre la vida y él. Ínfimas y secretas complicidades que hablan de la felicidad paradójica de vivir, al tiempo que iluminan el absurdo trágico de la vida".

Llegamos a 10 y estos son todos los derechos que el escritor francés Daniel Pennac concede a los lectores. ¿Qué piensan de ellos? ¿Agregarían otros? Y, en plan de seguir inventariando, ¿qué deberes podrían, eventualmente, acompañar a estos derechos y libertades? No ya de leer, como advierte Pennac, pero tal vez ¿de recomendar, enseñar, difundir, prestar?

25 abr 2012

Ereván: capital mundial del libro 2012


24 abr 2012

Esos seres extraños, los libros!