La urraca es un córvido de pequeño tamaño, presente en sus numerosas subespecies en gran parte del planeta, y que constituye uno de los animales más inteligentes que se conocen. Aparte de la peculiaridad de que, con entrenamiento, las urracas son capaces de imitar la voz humana, es uno de los pocos animales que es capaz de reconocerse en un espejo, algo que se creía estaba limitado a algunos primates y otros animales de inteligencia superior como los delfines. Pero la urraca, en el imaginario popular, es especialmente conocida por su afán coleccionista: le gustan los objetos brillantes, y los que encuentra son almacenados en sus nidos, ya sean trozos de metal, vidrios, etc. Se suele decir que algunas urracas han llegado a hacerse con pequeños tesoros de joyas, algo que, en la realidad, es más anecdótico que otra cosa.
El caso es que, esta vez, una urraca muy particular sí ha encontrado un tesoro de gran valor. Estamos hablando de U.R.R.A.C.A., siglas de Uso Racional de los Residuos Almacenados en los Contenedores Azules, una iniciativa creada por el profesor de la Universidad de León Juan Antonio Régil, y en la que colaboran dicha universidad, el Ayuntamiento de León, el Círculo de Bellas Artes, la empresa Desperdicios de Papel del Norte y algunos medios de comunicación leoneses.
U.R.R.A.C.A. encontró, hace unos días, un ejemplar de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, editado en 1581, entre los fardos de papel prensado de una planta de reciclaje leonesa. También se encontraron en buen estado un ejemplar de la misma obra pero de 1790 y otro de Teología Tomística, de Jéan Baptiste Gonet, de 1754. Desgraciadamente la prensadora, según Régil, destruyó al menos otros cuarenta volúmenes. El profesor cree que entre esos libros desaparecidos podría estar el resto de la obra de Santo Tomás de Aquino, y ha lamentado su destrucción.
La cotización de este ejemplar salvado es muy alta, por lo que habría sido arrojado a la basura seguramente por desconocimiento. Es habitual, tras un fallecimiento, que los herederos destruyan esas “cosas inservibles” que sus padres o abuelos atesoraban, que es justo lo que parece que ha ocurrido en esta ocasión. Al menos, en su ignorancia de que estaban convirtiendo en basura un pequeño tesoro bibliográfico, tuvieron la fortuna de querer reciclar: de haber tirado los libros a un contenedor normal habría sido casi imposible recuperarlos y el desastre habría sido completo.
U.R.R.A.C.A. nació con la intención de recuperar libros, revistas, fotografías, cromos y sellos que son arrojados a los contenedores de reciclaje de papel, y desde su puesta en funcionamiento ha salvado de la basura 80 toneladas de publicaciones, aproximadamente 30.000 volúmenes. Su intención es la de crear un museo de la basura, para el que están buscando financiación. Precisamente el día 20 de mayo se clausuró la primera edición de la Muestra universitaria y de la cultura escrita recuperada de los contenedores azules, que se expuso en el campus de la Universidad de León, y que mostraba unas 500 revistas y 300 libros que se vendían a precios simbólicos, intentado que calaran en la población universitaria las cuatro erres: recuperar, reducir, reutilizar y reciclar.
Nuestra enhorabuena para Régil y el resto de responsables del proyecto: la recuperación de estos tres volúmenes es una buena muestra de que su iniciativa no sólo no carece de sentido, sino que debería extenderse a otras ciudades a la mayor brevedad.
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