Un poema desconocido del escritor argentino Jorge Luis Borges y un millar de libros suyos con anotaciones de su propia mano acaban de ser hallados en la Biblioteca Nacional de Argentina, un descubrimiento excepcional para uno de los autores más estudiados en el mundo.
"Llaman investigadores de todo el mundo: desde las universidades de Virginia y Pittsburgh, en Estados Unidos, hasta Leipzig y Hamburgo, en Alemania", dijo a AFP Laura Rosato, 41 años, una de las descubridoras.
"Varios de ellos ya nos anunciaron que van a venir antes de fin de año", agregó con orgullo Germán Álvarez, de 33 años, quien al igual que Rosato trabaja en la Biblioteca Nacional argentina, de la que Borges fue director entre 1955 y 1973.
Rosato y Álvarez reunieron y publicaron sus descubrimientos en 'Borges, libros y lecturas', una obra de 400 páginas.
Es una historia de rebotes: en 1973, el regreso del general Juan Perón a Argentina obliga al muy antiperonista Borges (1899/1986) a jubilarse tras 18 años al frente de la institución.
Al ser acusado de robar libros por un empleado que pretendía desestabilizarlo, el autor de 'Ficciones' pidió a un notario hacer un inventario.
De los libros que le pertenecían, se lleva algunos y dona alrededor de un millar a la Biblioteca.
Pero los empleados, muchos de ellos peronistas, "olvidan" poner a cada ejemplar el sello de 'Donación Jorge Luis Borges'. La colección cae así en el olvido y los libros quedan apilados en paquetes.
"Muchos de los libros tienen las tapas marcadas con los sunchos (hilo para envolver) de los paquetes", dijo Álvarez.
En 1992, cuando la Biblioteca dejó la calle México en el histórico barrio de San Telmo para mudarse al edificio ultramoderno de La Recoleta, se abrió el interrogante sobre la suerte que correría la colección, pero cinco directores lo ignoraron.
En en 2004, bajo la dirección de un peronista, Horacio González, Rosato y Álvarez iniciaron el trabajo de hormiga que los llevó a analizar los más de 900.000 ejemplares de la Biblioteca.
Estos descubrimientos tendrían su ámbito ideal de exposición en la antigua sede de la Biblioteca, que la dirección intenta recuperar, hasta ahora en vano.
"Primero fue 'part time'", dice Laura. "Luego de tres años, se reconoció la importancia de nuestros descubrimientos y pudimos dedicarnos 'full time'".
La perla entre los hallazgos es un poema inédito, manuscrito por Borges sobre un ejemplar en alemán sobre la religión en los tiempos de la Reforma, del teólogo Christian Walch. Se reconoce allí el trazo fino y preciso característico: "Es de lejos el hallazgo más importante", dijo Álvarez.
"La esperanza/como un cuerpo de niña...", se lee. "Es el primer Borges, el más íntimo, casi erótico", agregó Rosato, es "la época de la gran separación de Concepción Guerrero", completó Germán.
Borges fecha esas líneas el "11 de diciembre de 1923", cuando estaba con su familia en Ginebra, donde regresaría para morir en 1986, y se disponía a partir para España.
Rosato y Álvarez encontraron algunos de esos versos en otros poemas devenidos famosos.
"En 'Fervor de Buenos Aires' y en 'Luna de enfrente' se encuentra esos versos casi palabra por palabra", dice Rosato.
Se puede leer también planes de varias de sus futuras obras: "Esos libros le servían de hoja para escribir, no tenía ningún respeto por el objeto", explicó Álvarez.
El que aparece es un Borges sin complejos: "Cita libros que no consultó, lee (el francés) Rabelais en inglés, es un lector sin escrúpulos", destacó Laura.
"¡Él no es un investigador, es un autor de ficción!", dice Álvarez y su compañera agrega "hay que agradecerle. Su falta de escrúpulos es la clave de su visión tan libre
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"Llaman investigadores de todo el mundo: desde las universidades de Virginia y Pittsburgh, en Estados Unidos, hasta Leipzig y Hamburgo, en Alemania", dijo a AFP Laura Rosato, 41 años, una de las descubridoras.
"Varios de ellos ya nos anunciaron que van a venir antes de fin de año", agregó con orgullo Germán Álvarez, de 33 años, quien al igual que Rosato trabaja en la Biblioteca Nacional argentina, de la que Borges fue director entre 1955 y 1973.
Rosato y Álvarez reunieron y publicaron sus descubrimientos en 'Borges, libros y lecturas', una obra de 400 páginas.
Es una historia de rebotes: en 1973, el regreso del general Juan Perón a Argentina obliga al muy antiperonista Borges (1899/1986) a jubilarse tras 18 años al frente de la institución.
Al ser acusado de robar libros por un empleado que pretendía desestabilizarlo, el autor de 'Ficciones' pidió a un notario hacer un inventario.
De los libros que le pertenecían, se lleva algunos y dona alrededor de un millar a la Biblioteca.
Pero los empleados, muchos de ellos peronistas, "olvidan" poner a cada ejemplar el sello de 'Donación Jorge Luis Borges'. La colección cae así en el olvido y los libros quedan apilados en paquetes.
"Muchos de los libros tienen las tapas marcadas con los sunchos (hilo para envolver) de los paquetes", dijo Álvarez.
En 1992, cuando la Biblioteca dejó la calle México en el histórico barrio de San Telmo para mudarse al edificio ultramoderno de La Recoleta, se abrió el interrogante sobre la suerte que correría la colección, pero cinco directores lo ignoraron.
En en 2004, bajo la dirección de un peronista, Horacio González, Rosato y Álvarez iniciaron el trabajo de hormiga que los llevó a analizar los más de 900.000 ejemplares de la Biblioteca.
Estos descubrimientos tendrían su ámbito ideal de exposición en la antigua sede de la Biblioteca, que la dirección intenta recuperar, hasta ahora en vano.
"Primero fue 'part time'", dice Laura. "Luego de tres años, se reconoció la importancia de nuestros descubrimientos y pudimos dedicarnos 'full time'".
La perla entre los hallazgos es un poema inédito, manuscrito por Borges sobre un ejemplar en alemán sobre la religión en los tiempos de la Reforma, del teólogo Christian Walch. Se reconoce allí el trazo fino y preciso característico: "Es de lejos el hallazgo más importante", dijo Álvarez.
"La esperanza/como un cuerpo de niña...", se lee. "Es el primer Borges, el más íntimo, casi erótico", agregó Rosato, es "la época de la gran separación de Concepción Guerrero", completó Germán.
Borges fecha esas líneas el "11 de diciembre de 1923", cuando estaba con su familia en Ginebra, donde regresaría para morir en 1986, y se disponía a partir para España.
Rosato y Álvarez encontraron algunos de esos versos en otros poemas devenidos famosos.
"En 'Fervor de Buenos Aires' y en 'Luna de enfrente' se encuentra esos versos casi palabra por palabra", dice Rosato.
Se puede leer también planes de varias de sus futuras obras: "Esos libros le servían de hoja para escribir, no tenía ningún respeto por el objeto", explicó Álvarez.
El que aparece es un Borges sin complejos: "Cita libros que no consultó, lee (el francés) Rabelais en inglés, es un lector sin escrúpulos", destacó Laura.
"¡Él no es un investigador, es un autor de ficción!", dice Álvarez y su compañera agrega "hay que agradecerle. Su falta de escrúpulos es la clave de su visión tan libre
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