Septiembre viene marcado por el aumento de las descargas gratis de libros. Tras las bajadas de precio del Nook y del Kindle, la aparición de Libranda, el todavía escaso número de libros y novedades literarias disponibles en ebook, muchos usuarios empiezan a trabajar con programas de ordenador hasta tal punto que las malas digitalizaciones tienen los días contados.
Hace apenas seis meses era casi imposible encontrar un libro en formato ePub, sea en descarga directa o por torrent, que estuviera bien maquetado para que cualquier lector pudiera procesarlo correctamente. Existían sitios ya dedicados en exclusiva al FB2, pero no del que pretende ser el estándar -pese a sus limitaciones- del formato electrónico (para que nos entendamos, el ePub sería como el MP3 de los libros) pero hoy en día no es nada difícil encontrar centenares de libros perfectamente arreglados, editados e incluso con los metadatos correspondientes.
Ojo, que no son libros puestos en circulación en formato digital y que han sido pirateados… son libros que han pasado por un OCR de reconocimiento de texto y luego corregidos y montados a mano, entre uno o varios aficionados. Al igual que existen grupos de amateurs dedicados a subtitular series o realizar rips de vídeo, ya está llegando la formación de comunidades dedicadas en exclusiva a generar contenido literario.
Es interesante comprobar como, además de los clásicos best-sellers de Dan Brown o Elizabeth Kostova, por poner un ejemplo, la falta de interés de las editoriales independientes es recibida de la misma forma. Ya hay varios libros de Impedimenta, como Yo el gato o Botchan, o Fin, de Acantilado, disponibles respetando, además, todo el estilo del original. Desconozco el interés de estas editoriales en pasarse al mercado digital -Acantilado sí que ha llegado a un acuerdo con Libranda-, pero está visto que otros ya han tomado una decisión por ellos. Además, entre las editoriales minoritarias de género, como Bibliópolis/Alamut, también comienzan a aparecer sus novedades más interesantes.
Hasta ahora parecía que el fenómeno de la digitalización de este tipo de libros no tenía ni oferta ni demanda, pero parece que a medida que se introducen nuevos y mejores lectores en el mercado del ebook comienzan a saltar todas las barreras. Falta saber si esto afectará a las ventas habituales de estos editores o si servirá para potenciar su labor alternativa, aun con la duda de si no sería mejor que ofrecieran ellos mismos sus productos a un precio razonable.
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