El ámbito de las publicaciones electrónicas y todo el ecosistema que las
rodea constituye el último eslabón en el proceso de digitalizació n de la
experiencia de consumo de contenidos. El vídeo, la música y la fotografía
ya han recorrido este camino con anterioridad y son ahora los libros, las
revistas y los diarios los que están adentrándose en este proceso de
transformació n que conducirá a nuevos e interesantes escenarios.
Más allá de disfrutar de la lectura de un libro electrónico en un
e-Reader, en un futuro muy próximo se podrá experimentar una nueva manera
de leer un periódico al mismo tiempo que se ve un vídeo o de visualizar
gráficos en movimiento al leer un artículo en una revista mientras se
consulta la información a través de una interfaz multitáctil en un
dispositivo dedicado. Los nuevos formatos interactivos nos permitirán
hacer de la experiencia de la lectura algo diferente a lo que es hoy en
día. En la actualidad se están explorando no solo nuevas formas de
visualización y navegación sino de lectura y compartición de contenidos
que permiten, entre otras cosas, hacer comentarios y anotaciones
colectivas, llevar a cabo una lectura sincronizada desde diferentes
dispositivos o experimentar nuevas formas de consultar información. No
obstante, aún existen muchas dudas sobre los formatos definitivos que
triunfarán; en este sentido, en relación a los e-book (terreno en el que,
junto con el de los diarios, más se ha avanzado), hay que citar al ePub
como uno de los más populares en la actualidad. Sin embargo, en el ámbito
de las revistas existe todavía un universo por explorar. Los usuarios,
por su parte, demandan portabilidad en los formatos de manera que ello
les asegure disponer de manera universal de sus contenidos en cualquier
lugar, en cualquier momento y desde cualquier dispositivo.
Por otro lado, están apareciendo nuevas categorías de dispositivos más
allá de los e-Readers o libros electrónicos. Se trata no solo de los
tablets, cuyo precursor es el iPad de Apple, sino de múltiples
dispositivos multimedia que configuran una nueva generación de terminales
que vienen a transformar la experiencia de la lectura y, además, permiten
el acceso al contenido desde la Red. Sin duda, para que toda esta nueva
generación de dispositivos vea la luz es esencial la tecnología
subyacente: la tinta electrónica, las tecnologías que facilitan la
interacción (sobre todo la interfaz táctil) y las baterías, así como los
servicios inalámbricos de comunicación asociados a los dispositivos que
facilitan esta nueva experiencia de lectura y que son los verdaderos
habilitadores de esta nueva forma de consumo.
El ecosistema de las publicaciones electrónicas reunirá en definitiva a
agentes actuales del mundo editorial y digital que configurarán diversos
modelos de negocio aún no definidos. Los agentes actuales desempeñarán
nuevos roles y se crearán modelos que hasta ahora no habían sido posibles
pero que ahora, gracias a la tecnología, sí lo son. Además, los modelos
de cobro evolucionarán siendo por ejemplo frecuentes los modelos Freemiun
financiados por publicidad, las versiones Premium, el pago por contenidos
fragmentados, las tarifas planas, etc., y también la posibilidad de
realizar impresión bajo demanda gracias a las máquinas de impresión
personalizadas.
Sin duda las nuevas tecnologías inauguran una nueva forma de leer que ya
ha dado en denominarse «lectura digital».
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Los archivos de mensajes de INFODOC se pueden consultar
en la dirección http://listas. bcl.jcyl. es
30 nov 2011
29 nov 2011
Del libro a la tele, del cine al libro

El proyecto sobre La Torre Oscura, de Stephen King, del que ya os habíamos hablado y que comprendía varias películas y una serie de televisión estaba casi descartado por completo debido a la enorme cantidad de dinero que se había presupuestado en un principio. Sin embargo, llegan noticias de que la cadena HBO, la más prestigiosa del momento, responsable de Juego de Tronos, por ejemplo, ha decidido poner 45 millones de dólares para hacerse con los derechos televisivos de la saga.
Lo que no tengo nada claro es si Javier Bardem va a seguir vinculado al proyecto como protagonista tras este giro que, por el momento, no incluye el rodaje de las tres películas de las que se había hablado. Supongo que todo este movimiento llevará a un cambio de directores, guionistas y acuerdos, ya que no es lo mismo rodar una serie que todo el entramado anterior, en el que, si no recuerdo mal, había hasta un posible videojuego.
Este es otro episodio más en el que lo audiovisual decide recurrir a la literatura, un fenómeno en auge, no sé si por la falta de imaginación de los productores o por no querer arriesgarse con productos nuevos y así contar con una base de seguidores fieles que ayudarán a arrancar el proyecto. Eso es lo que hicieron con The Walking Dead, por ejemplo, aunque dudo que ningún seguidor del cómic de Kirkman continúe viendo la adaptación televisiva. Por cierto, que llega novela, unspin-off del cómic en el que se cuenta una parte inédita, El gobernador.
Sin embargo, a veces el proceso se da a la inversa. La editorial Harper Collins, una de las más grandes de Estados Unidos, ha comprado un buen número de derechos sobre guiones de películas de éxito, entre las que podemos encontrar Matrix, Salvar al soldado Ryan o el discurso del rey, que estaban en una pequeña editorial, Newmarket, y que pronto serán lanzados a un nivel mucho mayor. Las novelizaciones de películas o series son un fenómeno que puede parece menor, pero que mueve millones de libros al año. Series como Expediente X o Star Trek tienen en su haber decenas de libros escritos por autores fans de la serie o bien de escritores profesionales que saltan de una serie a otra sin ningún complejo.

Fachada de la Biblioteca Nacional de Berlín
Cuando el Partido Nazi llego al gobierno alemán en 1933 comenzó uno de los mayores expolios culturales de la historia de Alemania. El Partido Socialdemócrata (SPD), que fue inmediatamente prohibido, sufrió en sus propias carnes el robo de decenas de libros, entre ellos, una edición de 1883 de El manifiesto comunista, que pertenecía a la biblioteca personal de Freiderich Engels. Además de los judíos, el SPD pronto se convirtió en una de las grandes bestias negras para los nazis y muchos de sus militantes fueron perseguidos y asesinados.
La Biblioteca Central y Regional de Berlín anunció ayer que el próximo 31 de agosto devolverá al SPD 70 ejemplares confiscados por los nazis, incluyendo también el libro de Engels. Esta compensación forma parte de un proyecto emprendido por la Biblioteca para reparar el desvalijamiento cultural del partido de Hitler: en abril ya devolvió diez libros y tres periódicos a la Comunidad Judía de Berlín.
"Estamos investigando 200.000 libros que tenemos en la Biblioteca para saber cuáles fueron robados por los nazis durante el Tercer Reich a los judíos y a otras instituciones como el Partido Socialdemócrata", anunció Annette Gerlach, de la Biblioteca Central. En los últimos diez años ya se han investigado cerca de 25.000 ejemplares, de los cuales se cree que unos 5.100 formaron parte del expolio nazi. Muchos de ellos fueron extraidos de sinagogas, casas, escuelas y tiendas. Los que no fueron quemados, acabaron en bibliotecas públicas alemanas entre los años 1945 y 1946. Como ya informó la Biblioteca Central el pasado mes de abril, en muchos de estos ejemplares se encontraron con sellos medio borrados en los que aún se podían leer "sala judía de lectura" o "Escuela berlinesa de varones de la comunidad judía".
El archivo de Thomas Mann
Esta iniciativa también ha sido emprendida por otras bibliotecas como la de Nüremberg, que desde septiembre de 2010 ha puesto en marcha un proyecto para devolver 10.000 libros robados a los descendientes de sus legítimos dueños. Después del robo, estos ejemplares fueron a parar a la colección de Julius Streicher, director de la publicación nazi Der Sturmer. Si ahora es posible su devolución es gracias a las labores de digitalización y a los datos de los usuarios que se encuentran en Internet. El pasado mes de mayo, el Archivo y la Biblioteca de Berlín ya publicó una lista ( www.bergungstelle.de) con las referencias de libros que fueron expoliados por los nazis.
Hace ya tres años, la Biblioteca del Estado de Baviera también anunció la devolución de los libros incautados a Thomas Mann después del saqueo de su casa en 1933. Muchos de estos ejemplares son traducciones que contenían dedicatorias del escritor y algunos libros, como una edición de La montaña mágica, están firmados por el propio Mann.
Todas estas devoluciones están enmarcadas en el compromiso firmado por las instituciones alemanas en 1999 en el que se exige la restauración de todos los bienes culturales confiscados por los nazis a sus propietarios o herederos.
28 nov 2011
AMOR EN LA BIBLIOTECA...
Cuentan que cuentan que había
una vez una princesa
que vivía en un estante
de una vieja biblioteca.
Su casa era un cuento de hadas,
que casi nadie leía,
estaba entre un diccionario
y un libro de poesías.
Solamente algunos chicos
acariciaban sus páginas
y visitaban a veces
su palacio de palabras.
Desde la torre más alta,
suspiraba la princesa.
Lágrimas de tinta negra
deletreaban su tristeza.
Es que ella estaba aburrida
de vivir la misma historia
que de tanto repetir
se sabía de memoria:
una bruja la hechizaba
por envidiar su belleza
y el prícincipe la salvaba
para casarse con ella.
Cuentan que cuentan que un día,
justo en el último estante,
alguien encontró otro libro
que no había visto antes.
Al abrir con suavidad,
sus hojas amarillentas
salió un capitán pirata
que estaba en esa novela.
Asomada entre las páginas
la princesa lo miraba.
Él dibujó un sonrisa
sólo para saludarla.
Y tarareó la canción
que el mar le canta a la luna
y le regaló un collar
hecho de algas y espuma.
Sentado sobre un renglón,
el pirata, cada noche,
la esperaba en una esquina
del capítulo catorce.
Y la princesa subía
una escalera de sílabas
para encontrar al pirata
en la última repisa.
Así se quedaban juntos
hasta que salía el sol,
oyendo el murmullo tibio
del mar, en un caracol.
Cuentan que cuentan que en mayo
los dos se fueron un día
y dejaron en sus libros
varias páginas vacías.
Los personajes del libro
ofendidos protestaban:
"Las princesas de los cuentos
no se van con los piratas".
Pero ellos ya estaban lejos,
muy lejos, en alta mar
y escribían otra historia
conjugando el verbo amar.
El pirata y la princesa
aferrada al brazo de él
navegan por siete mares
en un barco de papel.
una vez una princesa
que vivía en un estante
de una vieja biblioteca.
Su casa era un cuento de hadas,
que casi nadie leía,
estaba entre un diccionario
y un libro de poesías.
Solamente algunos chicos
acariciaban sus páginas
y visitaban a veces
su palacio de palabras.
Desde la torre más alta,
suspiraba la princesa.
Lágrimas de tinta negra
deletreaban su tristeza.
Es que ella estaba aburrida
de vivir la misma historia
que de tanto repetir
se sabía de memoria:
una bruja la hechizaba
por envidiar su belleza
y el prícincipe la salvaba
para casarse con ella.
Cuentan que cuentan que un día,
justo en el último estante,
alguien encontró otro libro
que no había visto antes.
Al abrir con suavidad,
sus hojas amarillentas
salió un capitán pirata
que estaba en esa novela.
Asomada entre las páginas
la princesa lo miraba.
Él dibujó un sonrisa
sólo para saludarla.
Y tarareó la canción
que el mar le canta a la luna
y le regaló un collar
hecho de algas y espuma.
Sentado sobre un renglón,
el pirata, cada noche,
la esperaba en una esquina
del capítulo catorce.
Y la princesa subía
una escalera de sílabas
para encontrar al pirata
en la última repisa.
Así se quedaban juntos
hasta que salía el sol,
oyendo el murmullo tibio
del mar, en un caracol.
Cuentan que cuentan que en mayo
los dos se fueron un día
y dejaron en sus libros
varias páginas vacías.
Los personajes del libro
ofendidos protestaban:
"Las princesas de los cuentos
no se van con los piratas".
Pero ellos ya estaban lejos,
muy lejos, en alta mar
y escribían otra historia
conjugando el verbo amar.
El pirata y la princesa
aferrada al brazo de él
navegan por siete mares
en un barco de papel.
LA BIBLIOTECA MÁS PEQUEÑA DEL MUNDO

Es conocida como la "pequeña caja verde" y es considerada la biblioteca pública más pequeña del mundo. Minibib, con menos de 18 metros cuadrados, es un "contenedor" situado en el parque Stadtgarten, en la ciudad de Colonia.
La biblioteca permite el préstamo gratuito de libros durante 2 semanas, que serán devueltos sin que se solicite ningún dato personal (su sistema está basado en la confianza).
El objetivo de Minibib es promover la lectura en espacios públicos.
En realidad es un simple contenedor, ubicado en el Jardín Público de la Colonia, donde usted puede pedir prestado de forma gratuita y en el ocio un libro por dos semanas y luego se informe y no se atribuyó ningún dato personal.
Construido en el concurso "365 Orte im Land der Ideas" (365 lugares en el país de las ideas) y neee una colaboración entre "Amigos de la Colonia, la Asociación de Bibliotecas," la ciudad de Colonia y estudiantes de arquitectura desarrollado su diseño, la biblioteca tiene como objetivo fomentar la lectura ampliamente. Por lo tanto, coloca en un lugar público, el fondo ofrece Minibib adecuado para la gente que lee poco en una abierta y amistosa. Está dirigido por bibliotecarios voluntarios que han hecho la apuesta de confianza al no pedir dinero o información personal en la mano. (Via BiblioFrance )
25 nov 2011
GRANDES PLAGIOS LITERARIOS

En nuestro tiempo, hablar de plagio es hablar de una práctica ilegal, deshonrosa y socialmente vilipendiada. En una época en la que, por lo menos en lo superficial, se concede importancia a la originalidad, el copiar e imitar, sobre todo cuando se hace por intereses económicos, es uno de los pecados más graves del escritor.
Por supuesto esto no siempre ha sido así. La consideración del plagio varía de un periodo histórico a otro, del mismo modo en que cambia su percepción de una cultura a otra. En países como China, por ejemplo, las obras literarias tardaron bastante en comenzar a firmarse, y aun cuando se firmaban, sus obras con frecuencia eran compilaciones de textos de otros autores. Esto ha ido cambiando con el tiempo, pero sigue conociéndose como una cultura en la que la imitación puede ser una forma de halago, y un recurso práctico, tanto en lo artístico como en lo comercial. Es irrelevante hablar de plagio como tal en circunstancias como estas, en las que el concepto de autoría es totalmente diferente de nuestra perspectiva occidental contemporánea. Y en la propia Occidente, que arruga la nariz ante las imitaciones de cualquier calibre, hubo un tiempo en que era práctica común tomar “prestados” textos ajenos para firmarlos con el nombre propio. Un recurso común era presentar como obras propias traducciones de clásicos latinos y griegos (es posible que Gonzalo de Berceo, por ejemplo, no escribiera una sola palabra de su propia creación en toda su obra). Esto, lejos de ser perjudicial, se consideraba positivo, ya que la mención de fuentes otorgaba prestigio y credibilidad al texto.
Tras la Edad Media y con la progresiva revolución cultural del Humanismo, el constante préstamo textual entre artistas que viajaban y se nutrían del canon de otros países fomentaba el plagio y la copia, pero por otro lado se engrandecía la figura del autor, que comenzaba a valorarse como individuo. Es casi imposible establecer la diferencia en esta época entre lo que era una copia directa (ya fuera en el mismo idioma o a través de la traducción) y un simple cúmulo de influencias. Sin algunas de estas imitaciones, no dispondríamos del necesario tráfico de ideas, estilos y formas que compondrían un interesante Renacimiento y un glorioso Barroco en el ámbito de la literatura española. Sin embargo, poco a poco, la fama y gloria alcanzada por el escritor hacía que este se mostrase más celoso de sus creaciones, y serían más frecuentes los enfrentamientos entre autores por motivos de imitación, una vez la literatura comenzase a establecerse como negocio más o menos rentable para aquel que la practicaba. De hecho, la legendaria rivalidad entre dos grandes de nuestra lengua, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora, parece haberse originado por el uso indebido del primero de la forma de escribir del segundo, ya que utilizaba su estilo y léxico para ridiculizarlo. Esta peculiar forma de plagio, ofensiva y burlona, otorgó fama al escritor y despertó la ira de Don Luis, fomentando una enemistad que se tradujo en una de las batallas literarias más completas y productivas de la historia de la literatura.
22 nov 2011
Para aquellos que no leen

¿Cuántas veces habéis dicho, o escuchado, aquello de “me encanta leer pero nunca tengo tiempo para ello”? ¿O “lo he intentado, pero leer no me gusta, es aburrido”? ¿O incluso “cuando era joven leía mucho, pero ahora tengo cosas más importantes que hacer”?
Ya hemos hablado en este mismo blog sobre los efectos beneficiosos que tiene la lectura sobre nuestro cerebro y sobre nuestra vida personal. Sin embargo, a veces se nos olvida uno de los aspectos fundamentales de la lectura: leer es divertido. También hemos mencionado la existencia de libros “gancho”, libros no necesariamente clásicos, ni de una calidad maravillosa, pero que sirven para demostrarle a los poco habituados a la lectura que el acto de leer puede ser muy entretenido, que sumergirse en mundos diferentes, en realidades alternativas, es algo que sólo ofrece la lectura, o por lo menos sólo ella lo ofrece de una manera tan completa y entregada. En su popular web zenhabits, el bloguero estadounidense Leo Babauta publicó hace poco una entrada en la que defendía el acto de leer y daba algunos consejos para los no aficionados a la lectura. Leo insiste en que uno debe leer por gusto, nunca por obligación (a no ser, claro, que uno sea estudiante de literatura, editor o crítico y su tarea principal consista en leer hasta el agotamiento). También nos indica que uno debe hacer tiempo para la lectura, adjudicando un periodo al día para ésta (esto, si se hace de manera diaria, crea hábito, lo que hará que cada vez nos resulte más fácil coger un libro). Aunque pensemos que no tenemos tiempo, es increíble la de minutos que podemos rescatarle al día si prescindimos de tareas innecesarias o sirestringimos el tiempo dedicado a las redes sociales, al correo electrónico y a Internet en general, por no hablar de la televisión.
Otro buen consejo de Leo es que cuando leamos no hagamos más que eso. Convirtamos la experiencia en un ritual íntimo en el que sólo participamos nosotros y el libro, y olvidemos durante un rato las preocupaciones, las distracciones externas, incluso el mundo que habitamos. Para él, lo fundamental es que el lector disfrute de la experiencia; aunque leer libros densos y elaborados sea muy recomendable si son de una calidad probada, para empezar a coger el hábito siempre es mejor una obra apasionante, amena, que nos apetezca tener entre las manos. Así, el acto de leer se convertirá en algo que nos atraiga, en una recompensa en vez de un castigo.
Otro punto interesante que marca Leo es la faceta social del libro. Los clubs o tertulias literarias son maneras fantásticas de sacarle el mayor rendimiento posible a la lectura, ya que contrastamos la experiencia personal con la de los demás, y además sirven para conocer a personas con intereses similares a los nuestros. No hace falta buscar una tertulia ya existente, cualquiera puede iniciar una propia con sus conocidos en su hogar, un parque, una cafetería o un bar. Y así a veces pueden incluso llegar a combinarse, como hacen tertulias como Tiramisú en Madrid, dos grandes pasiones: el buen comer y la buena lectura. Sea como sea, el resultado es el mismo: leer (y hablar de lo leído) es divertido, y por mucho que en ocasiones se venda lo literario como un producto serio, clásico, de prestigio, digno de esfuerzo, ello no debe influir en nuestra más básica necesidad de dejarnos llevar por una obra, dejarnos secuestrar por las páginas de un libro maravilloso que haga que nuestro día sea, en conclusión, mucho más agradable.
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